Capítulo 26

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Verla tan embarazada me licuó las entrañas, el único pensamiento que mi mente fue capaz de crear fue el de correr hacia ella y besarle la pancita. Vamos a tener un bebito... ¿a quién se parecerá?

Ha pasado tan rápido el tiempo y me he perdido gran parte del proceso por esa insensatez.

<< Espero poder estar en el día de tu nacimiento y los venideros, quiero verte caminar, reír, cuando tengas tu primer diente, el día que empieces a hablar >>.

¿Y si es una princesa? Nunca permitiré que le hagan daño, no tendrá que pasar por lo mismo que su madre. Cada vez que recuerdo el vídeo me dan ganas de cometer homicidio, luego pienso en la existencia de las cárceles y se me pasa.

Estar tan cerca y tan lejos al mismo tiempo es agotador, me parece que solo tengo que estirar el brazo para alcanzarla, no hay peor miedo que el experimentado cuando se está a punto de perder todo.

- ¿Has pensado en algo? - escondo la cabeza entre las manos con frustración.

- No puedo. Lo único que quiero es ir corriendo a verlos, pero una vez allí, ¿qué le diré? Ni siquiera querrá mirarme, imagínate: uno de los tipos que le causó tanto daño llega preguntando cómo le ha ido. En segundos estará sacándome con la policía y no podría hacer nada, está en su derecho, aunque si lo pienso bien ni siquiera debo tener permitida la entrada a su edificio -

- ¿Quieres que hable con Christine? Para allanar el terreno o tal vez con Sophie, quizá ella se muestre más accesible. Ni te menciono a los padres porque no me quieren ni ver, ellos están de acuerdo junto con Katherine en que soy y siempre seré tu cómplice -

- ¡Maldita sea! - dejo caer los puños sobre mis rodillas, ni el accidente me hizo sentir tanto terror como ahora.

- ¿Qué otra cosa hay por hacer? ¿Tienes una idea mejor? -

- No quiero precipitarme y arruinarlo, presentarme allá sería un error. ¿Y si lo manejo a través de mi abogado? -

- Pensará que no tienes ningún interés en arreglar las cosas y que eres tan cobarde que usas a un intermediario para no tener que lidiar con el problema -

- Tienes razón - me levanto a por otro vaso de agua. Necesito relajarme, tengo la cabeza cerrada a cal y canto.

- Haré esto por ti y es lo último. Me costó demasiado encontrarte, te fuiste a la otra punta del mundo -

- Pensé que no vendría nadie, ¿qué querías que hiciera, Brandon? -

- Sin embargo, aquí estoy. Tú podrías haberte quedado a escuchar su versión, apoyarla, pero fue más fácil darle la espalda -

- Por favor, no me machaques más con eso, suficiente autoflagelación tengo como para añadirle la tuya - me levanto como un resorte, mi corazón está a punto de salirse de su lugar, estoy cayendo en el abismo de la desesperación.

- Lo hago para que entiendas tu error y lo asimiles, esto no es un camino de rosas, no es algo que ella pueda perdonar con facilidad - froto mi cara con las palmas de las manos mientras suspiro con fuerza.

- La impulsividad me cegó, era mi primo. Nunca me había mentido, siempre demostró ser un tipo honesto, intachable, no con palabras sino con hechos -

- Los que menos uno piensa son los que apuñalan por la espalda. Es como el vecino que te saluda todas las mañanas y meses después ves su rostro en las noticias por haber perpetrado una matanza - tiene la boca llena de razón.

Tres semanas después

- Sophie te dejará entrar en la casa para que puedas hablar con Christine, no obstante, debes ser cauteloso porque la última no sabe nada. Decidió hacerlo así tomando en consideración tu buena conducta ahora, lo demás depende de ti -

Amor en las AlturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora