Es miércoles, día de ponerme al corriente con mi agenda y ediciones; ayer estuve casi todo el tiempo lavando, arreglando las compras, entregando suvenires, ayudando a mamá con los demás quehaceres y cuando acordé, ya era de noche. Para mi regocijo, dormí como un bebé recién nacido; desperté con ganas de trabajar.
Termino de ducharme y salgo envuelta en unas toallas blancas tanto en el cuerpo como en mi cabello, las pongo a secar y voy por la ropa interior. Solucionado ese paso, me cubro con un suéter lila manga corta y un overol jean corto, busco mis chanclas Reef negras para ir por mi desayuno. Saludo a mi padre, que está tomando su maletín dispuesto a irse.
- Buenos días, papá ¿cómo amaneces? – deposita in beso en mi mejilla.
- Muy bien hija, gracias. Estoy de salida porque tengo una reunión importante con mi departamento, no puedo llegar tarde...soy el jefe – hace el saludo militar y luego de darme un abrazo, se despide de mi madre.
- Adiós, familia. Nos vemos en la cena, ¡extráñenme! – abre la puerta y se va tan enérgico como siempre.
- Dile a tu padre que no estamos sordos, esa manía que tiene de gritar en las mañanas como si estuviera en un parque, no va conmigo – mi madre ríe por su propia broma mientras sirve dos platos de avena cocida.
- Ay mami, sabes que no tiene remedio...no sé de dónde saca tanta energía, yo que tengo menos edad, me levanto con una pereza y mal humor que ni te digo –
- Ni me lo digas, raro es que hoy no tengas el rostro como si tuvieras estreñimiento -
- ¡Mamá! Tampoco seas así, eh... - no tengo más remedio que reír, es imposible enojarse con ella. - ¿Y las chicas? – digo oteando la comida sobre la barra.
- Katherine ya se fue hace alrededor de quince minutos, hoy le tocaba entrar a las 10:00 y Sophie está en su habitación arreglándose –
- Voy a buscarla, no tardo –
- Bien, porque como siempre repito: luego esto se enfría y no es bueno para el estómago –
Llego a su puerta y doy unos toques rápidos con los nudillos, abre inmediatamente.
- ¿Para qué tocas? Hubieras abierto y ya está; por cierto, buenos días –
- ¡Qué guapa! Me encanta ese uniforme, te sienta muy bien – digo con la mejor voz sensual de camionero que puedo imitar y le doy una palmada juguetona en el trasero. – Vine a buscarte para desayunar – lleva un conjunto de pantalón y saco negros con tacones a juego, camisa blanca y una mascada roja.
- ¡Ayyy! Eso me dolió, sanguinaria; sin embargo tienes razón, me queda como un guante y no es por presumir. Generalmente los uniformes de trabajo son un total asco, pero este es la excepción.
- Exagerada. Fue una palmada suave; no pude resistirme a tus encantos traseros – me carcajeo, me lanza una mirada resignada, mira su reloj de pulsera y toma su bolso.
- Vamos, ya deben estar por recogerme – salimos y ocupamos nuestros respectivos asientos junto a mamá.
Desayunamos en un silencio cómodo, mi prima se va y quedamos la señora Theresa y yo viendo un documental sobre alienígenas en History Channel. Mi madre y sus programas raros, ya sé a quién salí.
- Voy hasta Central Park, ma. Haré un poco de ejercicio y si quieres puedo traerte algo del súper, si necesitas – digo después de 20 minutos.
- Ya que lo mencionas, sí. Te anotaré las cosas en una lista porque luego no te acuerdas de nada. Qué bien me conoce.
ESTÁS LEYENDO
Amor en las Alturas
RomanceSinopsis: La vida es una montaña rusa de situaciones y sentimientos...eso lo tenía muy claro desde pequeña al ver las relaciones de mi hermana mayor y mi prima. Casi siempre llegaban a casa felices, para al rato pelearse con sus novios por teléfono...