Capítulo 9

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Irrumpo en mi habitación aún con bochorno, debido a que mi cerebro no ha dejado de reproducir en bucle lo que pasó hace unos momentos. Pongo las cosas en el escritorio y sacudo la cabeza para ahuyentar esos pensamientos y centrarme en la rutina diaria que tengo por hacer. El agua caliente cae sobre mí llevándose toda la suciedad e impurezas; dejando a su paso una sensación regeneradora y energizante.

Cuando acabo, vuelvo a la habitación y me pongo un short negro de mezclilla con una playera manga corta en tono rosado con estampado de Pandas, en los pies me calzo las sandalias que traía. Aplico los productos de higiene y belleza, peino la melena de Medusa que arrastraba, convirtiéndola en un chongo flojo con algunos mechones sueltos. El dolor de cabeza y los mareos remitieron, enciendo la televisión y hago zapping hasta encontrar un canal musical; están pasando una de mis canciones preferidas: Airplanes de B.O.B con Hayley Williams de Paramore, la canto a todo pulmón recostándome hacia atrás en la cama y cerrando mi ojos sin importar que los de al lado puedan oírme. Como dice la letra, podría pedir un deseo ahora mismo pretendiendo que los aviones en el cielo nocturno son como estrellas fugaces; de forma inevitable alguien llega a mi memoria.

Joder no, la letra me lo recuerda mucho, maldita sea, ¿por qué tiene que estar relacionado directamente con los aviones? piensa en otra cosa Chris; no más...NO merece tu tiempo. La canción termina, apago todo, saco la cámara y el trípode para hacerme unas fotos y así evitar que mi mente vuelva a recrearse con aquel bobo.

Hacerte fotos tú misma no es nada fácil, después de arreglar el encuadre en varias ocasiones y cambiar de fondo otras mil veces, logro las poses e iluminación perfectas. Borro algunas, las demás las editaré para subirlas a la web; pero eso ya será cuando llegue a Estados Unidos. Como la batería de la cámara es casi nula, la pongo a cargar y veo que se está llegando la hora del almuerzo, no me apetece ir a un restaurante así que iré al mercadito a comprar cositas para devorar.

Llevaré la cámara por precaución, no sé para qué la conecté si voy a salir, pero bueno, tengo mis problemas mentales. La desconecto, salgo y paso por recepción aprovechando que no hay nadie más; le consulto a la chica sobre algún tour o algo así que tengan, ya que mañana estaré tal y como vine: sola. Me instruye sobre uno a la isla Waiheke, la cual está a menos de una hora en ferry y se ve preciosa en las imágenes...hay varios más, pero de todos el primero captó toda mi atención. Decido comprar ese para el viernes, el jueves se marcha Will y en la tarde tengo pensado pasearme por los jardines de agua Ngatea. Pasa la tarjeta y luego de entregármela, me da la confirmación para el recorrido, lo guardo y salgo a la brisa con el sol del mediodía.


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De regreso del Superette, entro a mi remanso de paz, dejo las compras sobre la barra de la cocina y me quito los zapatos. Me lavo las manos y procedo a prepararme mi comida favorita: espagueti con una salsita roja y spam. Pongo una olla honda con agua a fuego medio para que hierva, al lado un sartén a fuego bajo; abro la lata de salsa y la vierto, aparte abro el spam y lo corto en dados pequeños; mezclo todo y lo muevo para que se vaya calentando.

Mientras eso sucede, busco mi teléfono, lo pongo en la barra, alejado de la estufa y activo la reproducción aleatoria de mi biblioteca. Comienzo a moverme al ritmo de Blondie y su Call Me...muy ochentera, pero es lo que hay y acompaña el ánimo que tengo hoy. A mitad de la letra, el agua empieza su natural ebullición, vierto los espaguetis y remuevo para que no se peguen; en eso entra un mensaje a Whatsapp deteniendo momentáneamente la melodía. Es Will preguntándome dónde estoy:



- Hola preciosa, no pude soportar la tentación de escribirte ¿qué haces? Espero no interrumpir nada comprometedor – Su comentario me hace reír...más comprometedor que la comida, imposible.

Amor en las AlturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora