Adicta

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Alice.

Sonrió y busco que ponerme, me coloco un sostén de látex con un liguero malla y una tanga también de látex y por último unos tacones. Me pongo un top encima y una falda dónde solo se puede ver la malla. Me arreglo, salgo del departamento y subo a mi coche adentrándome en las calles.

Llego al sitio de que vengo cada vez que mi hombre viene, y antes de bajar de mi coche me pongo el antifaz, entro y las luces están rojas, sigo con mi camino encontrándome con muchas personas que al igual que yo traen antifaz para no ser reconocidos, muchos están casi desnudos solo tapando lo necesario y otros aún están vestidos completamente. Sigo con mi camino y algunas parejas me invitan a estar con ellos pero me niego.

Que me gusten algunas prácticas de estás no significa que también me guste estar en tríos o orgías, yo quiero que el hombre esté solo para mí, no me agrada la idea de tener los fluidos de otra en mi, y por supuesto que tampoco me agrada la idea de que dos hombres estén conmigo, digo tal vez puede ser bueno pero creo que terminaría muy cansada y adolorida.

Estaría bien.

Llegó con una persona que está a la entrada de Todas las habitaciones. Le digo el sobrenombre de la persona que me espera y me entrega una llave con el número de la habitación, busco la habitación hasta encontrarla.

Veamos que nos tiene preparado hoy, espero que algo muy excitante.

Abro la puerta y la luz está morada, cierro la puerta y pongo llave, veo la silueta de mi hombre parado en medio de toda la habitación, está de espaldas, se encuentran varios látigos colgados a un lado de con el.

Me acerco y lo abrazo por atrás besando su cuello y pasando mis manos por todo su pecho y abdomen aún con el traje puesto.

Se voltea y al igual que yo trae un antifaz.

—Desvístete—ordena con voz demandante.

Sonrió y comienzo a deslizar mi vestido quedando con lo que traigo abajo.

Sus ojos me miran con lujuria, y levanto la barbilla sintiéndome sexi.

Me toma de la mano y me acomoda en medio de dos tubos con cadenas, estira mi mano y comienza a amarrarla, después hace lo mismo con la otra y con mis pies, mueve una palanca que está conectada a los tubos y las cadenas se jalan dejándome este día en forma de estrella.

Joder ya estoy comenzando a sentir el deseo en mi cuerpo.

Me mira y sonríe.

—Me gusta tenerte a si, a mi merced.—dice con la voz ronca.

>>¿Recuerdas el color verdad?—pregunta.

—Si.—respondo coqueta y recuerdo, rojo: es la señal para que se detenga.

—Bien, comencemos.—dice metiendo su mano a mi entrepierna y rosando sus dedos con mi clítoris.

Después de unos segundos introduce sus dedos en mi haciéndome jadear, mi respiración comienza a entrecortarse cuando comienza a bombear.

Muerdo mi labio inferior y siento que estoy apunto de llegar al orgasmo pero se detiene. Camina hacia donde se encuentran los látigos y toma uno junto con una pieza pequeña, la pieza pequeña la introduce en mi.

—¿Qué es?

—Ya lo verás.

En su mano tiene un control pequeño al igual que la cosa que me metió, mueve un botón y comienza a vibrar levemente.

Oh un pequeño vibrador.

Siento como mi excitación comienza crecer, después de haberme dejado a medias.

Con compromiso (Libro II) TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora