El es perfecto

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Enric.

Un mes después.

Su tono de piel hace perfecta combinación con ese bikini rojo. Siento que mi corazón se vuelve loco cada que la ve. Y a mi me está volviendo loco verla con Fabián, enserio no lo soporto.

Alice y Fabián caminan agarrados de la mano por la orilla de la playa, como si fueran una linda parejita. Aunque Fabián parece una maldita sanguijuela, se la pasa pegado con Alice todo el tiempo. Llevamos ya tres días en la playa y no me acostumbro a verlos juntos todo el día.

En estos días la he visto muy feliz, se ríe a carcajadas con Fabián y aunque su risa escandalosa me encanta, siento mi corazón apretarse al verla así con Fabián. Tal vez ya se olvidó de mi y con Fabián es feliz. Y si es así, me arrancaré esto que siento a como de lugar.

Aunque Fabián no me ha hecho nada, quisiera alejarlo de con ella, que nunca la vuelva a ver, ni besar, mucho menos tocar, pero si el la hace feliz está bien, porque es lo que ella se merece después de lo que yo le hice.

Ni siquiera sé porque acepte venir a este maldito viaje creí que sería diferente. No puedo apartar la mirada de con ellos aunque eso me tenga mal.

—¿Aun sientes algo por ella verdad?—pregunta Ega.

Estamos solos, los demás chicos están en la playa, Egan y yo nos quedamos en los camastros.

Me encojo de hombros.

>>Ella también siente algo por ti, y lo sabes, tal vez solo está con Fabián para darte celos.

—Es mejor ignorarla.—digo sin apartar la mirada de con Alice.

—Ya hace tres años que la has ignorado y lo único que has logrado es enseñarle a vivir sin ti, tu cobardía le esta demostrando que aunque te ame, se equivocó contigo, no eres lo suficientemente bueno para ella y en lugar de hacer algo para cambiarlo, solo se lo estás confirmando y tú conformándote en verla con otro.

>>¿A caso no quieres ser tu en lugar de Fabián, no quieres ser tu el que la agarre de la mano, el que platique con ella, el que la ayude en sus problemas, el que la haga reír?

>>Primo ¿Por qué no se lo dices?, Se que si tú le dices a Alice lo que sientes, ella te abrirá lo brazos y te perdonara. Deja a un lado esa mierda de no querer salir lastimado y no querer sentir nada.

Asiento. Pero no respondo nada.

Pienso en sus palabras, en las de Francisco y en las de mamá. Pero es que hay algo que me impide confesarle lo que siento, no se que sea, no se si es mi maldito orgullo o si sigue siendo el miedo.

Me levanto del camastro y me voy a mi habitación. Trato de dormir un poco, de despejar mi mente y los minutos o horas pasan pero no puedo sacarme de la maldita cabeza a Alice.

Veo como el sol comienza a esconderse entre las olas del mar. Decido darme una ducha y arreglarme para salir a un antro.

Cuando estoy listo, salgo de mi habitación. Voy caminando por el pasillo y escucho voces como si estuvieran discutiendo. Las voces se escuchan a la vuelta del pasillo donde estoy.

Escucho su voz, que la reconocería en cualquier lugar y momento.

—Es que Fabián entiéndelo—escucho la voz de Alice.

—No me importa Alice si te dije que no te quería cerca de el ni de nadie tienes que hacerme caso ¡carajo!

¿Por qué mierda le habla así?

—El fue el que se sentó a mi lado, ¿Qué querías? ¿Que lo apartará? O que le dijera; no Egan no te sientes conmigo Fabián no quiere que nadie me hable ni se me acerque.

Con compromiso (Libro II) TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora