Es único

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Escucho como sorbe su nariz, me siento a un lado de con el y yo acaricio su cabeza.

—Fue mi maldita culpa.—dice afligido.

Niego.

—No fue tu culpa ¿Ok? No te culpes por algo que no sabías que iba a pasar.

—No lo entiendes… hace un año yo…me metí en problemas con unas personas y siempre me amenazaban con hacerle algo a mi familia, fueron ellos.—dice sin moverse.

No sé que hacer, ni que palabras decir.

Hasta que lo pienso unos segundos.

—No te voy mentir diciéndote que todo estará bien y que lo superaras porque posiblemente no sea así, pero voy a estar para ti en todo momento. No voy a dejarte solo, no importa lo que pase voy a estar contigo.—digo sin parar de acariciar su cabeza.

—¿Por qué a ella? Si ella siempre fue tan buena, no solo con nosotros, su familia, si no también con los que no lo eran, siempre ayudaba a las personas.—levanta la cabeza y me mira.

Sus ojos están rojos y llenos de ira.

Jamás pensé verlo así, siempre demuestra ser un hombre fuerte.

Esto definitivamente le duele.

>>Tengo que hacer algo, no me puedo quedar de brazos cruzados.

—Enric no te metas en problemas, Sofía va a necesitarte mucho en estos momentos.—digo acariciando sus mejillas.

>>¿Por qué no vas a darte un baño? Estás todo mojado.—lo ánimo.

Asiente y se levanta.

Antes de entrar al baño se da la vuelta y regresa conmigo.

—No te vallas a ir.—me pide.

—Aquí voy a estar.

Medio sonríe y entra al baño.

Escucho como el agua comienza a caer y después de unos minutos Enric me grita.

—¡Alice!grita desde el baño.

—¿Si?

—¿Me puedes pasar una de las toallas que están en el cajón izquierdo del closet por favor?

Voy al closet y busco el cajón, encuentro las toallas y tomo una, me dirijo al baño y tocó la puerta.

>>Pásate…

—Como crees Enric no me puedo pasar.—seria muy peligroso, abro la puerta un poco y extiendo la mano con la toalla sin voltear a ver.

Bufa y la toma.

—No verás nada que no hayas visto antes.

Me devuelvo a la cama y minutos después sale Enric con la toalla amarrada, donde se puede ver la V muy bien marcada, y el torso descubierto.

Veo que de su cabello caen gotas de agua y bajan por su pecho, pasan por su abdomen marcado y llegan hasta donde tiene la toalla.

Cuánta tentación.

—Estas mojada.

—¿Qué?

¿Como lo descubrió?

—Por la lluvia, ¿Quieres darte una ducha?

Ahaaa.

—Si.

Joder siento mis mejillas calientes.

No solo las mejillas.

Tomo una toalla del mismo cajón donde tome la que le di y me meto al baño, me quito mi ropa mojada y mis tenis. Cuando termino de darme la ducha amarro la toalla de modo que cubra la mayor parte de mi cuerpo, camino descalza y salgo.

Con compromiso (Libro II) TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora