Momento de brillar

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Tres meses después.

Estoy muy nerviosa, Adelaide y Samantha no tardan en llegar por mi.

Tuve que haber salido a los seis meses, pero decidí quedarme dos más, me he acostumbrado y encariñado mucho con mis compañeros y con Damián.

Aunque al final es mejor no acostumbrarse a nadie.

 Y no quisiera irme, pero es momento de demostrar que de verdad pude con lo que me atormentaba y con lo que un día estuvo a punto de llevarme a la muerte.

Nunca sabes lo fuerte que puedes llegar a ser, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda.

No sé que va hacer de mi de ahora en adelante, no se que voy hacer, ni en que voy a trabajar. Quisiera volver a Massachusetts con mi familia pero siento que sería huir de los recuerdos y lo que quiero es afrontar todo para sí poder superarlo completamente.

—Tranquila.—Damián interrumpe mis pensamientos.—Cualquier cosa que necesites, sabes que puedes llamarme.—me sonríe tierno.

Asiento y suspiro.

—Tengo tanto que agradecerte…sin tu ayuda no hubiera logrado nada.

—Tu hiciste todo el trabajo, yo solo fui un apoyo.

Lo abrazo y quisiera quedarme así durante mucho tiempo. En estos ocho meses podría considerar a Damián como mi mejor amigo y no es  por ser mi psicólogo si no porque tanto como yo me abrí con el, el también lo hizo conmigo, tiene una historia hermosa que me hizo admirarlo y quererlo. Recuerdo que al inicio de nuestras sesiones yo no quería que se me acercara, pues no lo conocía y tenía miedo que abusara de mi, como lo hizo Fabián, pero poco a poco se fue ganando mi confianza y cariño, me ayudó en mucho para poder superar esa parte, ahora tengo tanto que agradecerle.

—¡Aliceeeee!—escucho gritar la voz de Sam.

Me separó de Damián y volteo a ver a Sam, trae una gran sonrisa y estira sus brazos.

La abrazo y siento una gran emoción.

>>No sabes cuánto te extrañamos.—dice en mi oído.

Me separó de ella y le sonrió.

—Yo también las extrañe.—volteo a ver a Adelaide que me sonríe. Nos abrazamos también y después de varios segundos nos separamos.

Las extrañe demasiado a ambas, algunas veces solo las veía una vez al mes otras no, no las dejaban venir porque es parte del proceso de recuperación. Así en este centro de rehabilitación son muy estrictos, supongo que por eso es uno de los mejores de Chicago.

—¿Lista?—pregunta Adelaide.

—Si.—asiento.

Volteo a ver a Damián y me giña el ojo, le sonrió y camino con las chicas hacia el coche de Adelaide. Ya me había despedido de mis compañeros y de Damián desde antes, no es necesario volverlo hacer.

Subimos mi maleta al coche de Adelaide, nos subimos nosotras también y comienza a manejar.

Mis nervios no paran, las manos me sudan y siento mi corazón acelerado.  

Sam en todo el camino habla emocionada sobre la relación de Adelaide y Egan. Adelaide solo niega y sonríe feliz, su mirada se ve diferente.

Adelaide les dijo a mis padres que ya iba a salir y le dijeron que en una semana llegan. Durante los ocho meses no supe nada de ellos y me emociona saber que vendrán a verme, también necesito pedirles perdón por la forma que los trate cuando estuvieron conmigo.

Con compromiso (Libro II) TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora