Vacia

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Bajamos del elevador, mis padres, Adelaide y Samantha. Mis hermanos ya no están, se tuvieron que regresar a Massachusetts.

 Entramos a mi departamento, me voy directo al baño y en lo que quito mi ropa, pongo a llenar la tina, trato de quitar mi ropa lo más rápido que pueda aunque me duela el abdomen. Lloro mientras quito mi ropa y después me meto a la tina.

Tallo mi piel fuerte y muchas veces aunque me arda.

Siento que tengo su maldito aroma impregnado en mi piel y necesitó arrancarlo, aun puedo sentir sus manos en mi cuerpo y quisiera arrancarme la piel. Tallo mi cuello, hombros, brazos y piernas.

Siento mucho asco y repulsión de mi misma, de mi cuerpo.

Sollozo y grito.

Sam entra y trata de detenerme, pues tengo la piel roja, dónde ya no se notaban tanto los golpes de Fabián, en algunas partes comienza a salirme sangre de tan fuerte que tallo mi piel.

—No Alice, no te hagas esto…—dice con la voz temblorosa.  

Sigo tallando mi piel hasta que siento que pierdo fuerzas y me detiene. Abrazo mis rodillas y recargo mi cabeza en ellas. Mis lágrimas no paran de salir.

Sam acaricia mi cabeza y me abraza causando que la moje.

Después de varios minutos de estar en la misma posición Sam comienza a masajear mi cabeza con shampoo.

—Yo puedo sola.—digo apartando sus manos.

>>Salte.

Sam asiente y sale.

Me quedo mirando a la pared y pensando que haré a partir de ahora.

No sé cuánto tiempo duró dentro de la tina, mis dedos ya están arrugados. Me ducho aunque aún me sienta sin fuerzas, no si es que aún no me recupero bien o es porque siento que eh perdido lo que más amaba.

Dure una semana en el hospital y en todos esos días no he comido mucho, no había querido ver a nadie, ni si quiera a mis padres, Adelaide era la única que entraba a la habitación aunque yo la corriera. No hablábamos, simplemente se quedaba mirándome y yo la ignoraba. Algunas veces me insistía que Francisco y Aarón querían verme, pero yo a ellos no.

—¿Alice?—tocan la puerta y escucho la voz de Adelaide.

No respondo y vuelve a llamarme.

>>!¿Alice?!

Envuelvo mi cuerpo en una toalla y abro la puerta encontrándome con ella y mi madre. No les digo nada y camino hacia mi habitación.

Entro a mi habitación y cierro la puerta antes de que alguien entre.

Quito la toalla de mi cuerpo y miro mi reflejo en el espejo.

Ya no tengo ese bulto que tanto ame. Solamente quedaron pequeñas estrías, marcando y recordándome lo que perdí.

Quiero tener el bulto de nuevo, quiero sentirlo joder.

Miro mi rostro ya no es nada comparado a lo que hace unos meces era.

Me pongo ropa interior y después un pans y una blusa de cuello de tortuga con mangas largas.

Salgo del cuarto y busco la bolsa de analgésico que tenía Samantha.

Están mis padres, y Samantha sentados en la sala, parecen preocupados. Adelaide está en la cocina y me mira triste.

Encuentro la bolsa y me devuelvo a mi habitación, le pongo seguro a la puerta para que nadie me moleste y tomo la pastilla para dormir, es lo único que me ayuda algunas veces a descansar de los recuerdos.

Con compromiso (Libro II) TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora