Capítulo LV.

20 0 0
                                    

-¡Perro malo, perro malo! Suelta mi zapato- Juan pegó el grito al cielo.

-Ya, no tienes de por qué alarmante, solo es un perro- le resté importancia, aún viendo como lucha con el canino.

-¡Pero no me suelta! Bella, ayúdame- Juan me miró desesperado.

-Perros y lobos son cosas diferentes, idiota- Víctor le regañó.

Me agaché a la altura del animal y le miré con firmeza. Se atemorizó; soltó a Juan y se escondió detrás de la pierna, temblando.

-¡Firu!- gritó una chica a la lejanía-. ¡¿Dónde estás Firu?!

El perro reaccionó y se fue corriendo hacia la muchacha.

-Al fin- Juan suspiró-. Y ahora. ¡¿Por qué carajo vinimos a un parque de perros a pasear?!

-Estamos esperando a las chicas y a Thomas- indicó Víctor.

-Pero, ¿por qué aquí?- se quejó.

-Porque se ofrecieron a llevar a los extranjeros a dar un paseo en los lugares de trabajo comunitario y estamos esperando a que terminen.

-Finalizan en media hora, ¿por qué vinimos antes?

-Nosotros estábamos paseando por la zona, ¿tu qué hacías?- hablé.

-Pues, estaba yendo a un parque cercano cuando vi pasar corriendo a un perro y una viejita que caminaba más lento quejándose. Perseguí al animal y le devolví la mascota a la doña. Ella me dio una bolsa de caramelos por ayudarle- señaló la bolsa de golosinas que lleva en mano-, y cuando menos me di cuenta, les encontré mirando el cielo sin hacer nada.

-Estábamos escuchando música y disfrutando del día- aclaró Víctor-. No es "hacer nada"- hizo comillas con sus manos-, es apreciar la vida, viviendo el aquí y el ahora.

-¿No se ven en tres días y eso es lo primero que quieren hacer?- preguntó él, sin entender.

Asentí.

-Sois raros- suspiró.

-Mira, vengo de pasar tres días cuidando del nuevo novato dramático y sin vida social que me llama cada dos por tres para preguntarme si puedo hacerle compañía; tuve que dormilo a la fuerza para poder venir aquí- avisé-. Además de estar de niñera con los infantes de la manada; tienen tanta energía que parece que se absorbieran la mía. No te imaginas lo cansador que es eso; lo último que quiero es tener que moverme.

-Que vida tan sufrida- murmuró y sonreí divertida.

Nos volvimos a recostar los tres contra un mismo árbol, estando Juan con sus auriculares y Víctor con los suyos. Giré mi cuerpo, apoyando mi cabeza en la pierna de mi pareja, quien empezó a acariciar mi cabello con cariño. Tan solo cerré los ojos y aproveché para dormir mis minutos diarios.

(...)

Terminé despertándome por la vibración de mi celular estando en mi bolsillo. Estoy recibiendo una llamada del novato. Suspiré y atendí; le escuché llorar. Pregunté qué le pasaba y me dijo que encontró una actriz porno igual a la mujer que le transformó; pedí que me enviara el nombre por mensaje y corté la llamada.

-¿Pasa algo?- Víctor se sacó un auricular para mirarme.

-Nada importante- sonreí y asintió.

Se colocó de nuevo el aparato en el oído y miré el mensaje que me llegó.

Busqué a la mujer en Google y tomé una captura de pantalla. Le envié la misma foto con un pequeño texto a todos los vampiros con celular que conozco. "¿Reconoces a esta vampiresa? No = responder con un punto. Si = responder con su nombre o alguna data". Silencié el celular y empecé a ver cómo me llegan todas las respuestas.

La mayoría de los mayores respondieron con un punto, la mayoría de los jóvenes respondieron con el nombre de la actriz porno y la minoría de ambos grupos contestó con un nombre que coincidía; algunos hasta me dieron la información de la edad, alimento favorito y la ubicación donde la conocieron. En todos la edad es distinta y la ubicación varía entre países de climas fríos; solo el nombre y el alimento favorito es el mismo siempre.

Googlee el nombre y encontré su perfil de Facebook. Es sexy, lo admito; viste ropa que acompaña a su físico. Al parecer disfruta mucho de ir a bailes en zonas desiertas y prohibidas, y más si es algo nudista o similar.

Con mi celular, cree una pequeña invitación para que venga a la zona, indicando una fiesta en una playa de noche; sería con temática de luau y máscaras. Coloqué bien las coordenadas del castillo.

Le envié una solicitud de amistad; al instante me aceptó. Envié la imagen, la cual leyó al segundo. Su respuesta fue un emoji de carita enamorada con un texto cortito pero satisfactorio: "allí estaré" con más emojis de sombreritos de fiesta y caritas enamoradas. Publicó en su muro: "me invitaron a un luau. Estoy super duper emocionada" con muchos emojis. Dejó de estar en línea y eliminé la foto del chat para que no pueda compartirla.

Le avisé a mi padre de todo el plan; armé toda una emboscada para que ella venga a nuestras tierra y podamos pactar su retiro de las transformaciones. Al parecer varios novatos convertidos en un periodo menor a un año, son producto de esta dama y es un problema.

-Oye, Bella- Víctor me tocó y me despegué del celular-. ¿Estás bien?

-Claro, ¿pasó algo?- hablé.

-Llegamos y ni siquiera te volteaste a ver cuando arrastramos a Juan por el pasto, despertándolo de su siesta- indicó Manuela y me giré a verla.

-¿Qué hacías?- me preguntó Emilia.

-¿Y Thomas con el trío?- pregunté, percatándome de la ausencia de los cuatro muchachos.

-Fueron a comprar algo a la tienda de la vuelta- avisó Manuela.

-¿Qué te tiene tan preocupada?- me preguntó Víctor-. ¿Es por la actriz porno?

-Algo así- reí.

-¿Actriz porno?- dudaron los otros tres presentes.

-Es una mujer de físico similar a una vampiresa que está convirtiendo humanos al lazar; debemos de hacer un control de natalidad y recién planifiqué todo- mencioné.

-¿Significa que no nos acompañarás a cenar esta noche? Haremos algo tranqui en mi casa- dijo Emilia.

Miré mi celular. Hoy es víspera de luna llena y faltan dos horas para el anochecer.

-Creo que...- fui interrumpida cuando me llegó una notificación y lo leí en voz baja-. Hoy haremos una reunión con el consejo, mandaré a preparar tu ropa; con cariño, papá.

-Eso significa que no- se entristeció Manuela.

-¿No puedes venir, aunque sea más tarde?- preguntó Víctor, con una mueca que me partió el alma.

-Dejen abierta alguna ventana al exterior y coloquen alguna luz en ésta; iré en cuanto finalice la reunión- avisé y sonrieron victoriosos.

Miré la hora de nuevo y recordé algo importante.

-Aún no hice la medicina- maldije por lo bajo-. Debo irme, nos vemos en unas horas.

Levantándome de un salto, me despedí y comencé a correr a velocidad humana a casa.


(Continuará...)

La HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora