Capítulo XXXVI.

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Iba a ser la primera vez que paso luna llena con Víctor y los demás; mientras que en los días anteriores y posteriores siento calma, en luna llena siento un aumento de energía que puedo controlar, espero que pueda controlarme aquí también. Nos juntamos en la casa de Emilia, habiendo informado que nos quedaríamos a dormir. Aún no me vi con mis padres pero hablamos por celular para informar que todo va bien.

Nos reunimos en la tarde y el padre de Emilia pidió comida asiática para cenar. Tomé mi pastilla antes de que caiga el sol.

-¿Puedo usar un tenedor normal? Los palillos son muy difíciles de usar- suspiré, queriendo rendirme.

-Oh vamos, tu puedes. Pon tu mano así- Víctor tomó mi mano y fue acomodando mis dedos con los palillos-. Inténtalo ahora.

Intenté tomar una pieza de sushi, lográndolo hasta que lo iba a llevar a mi boca, por la fuerza utilizada se partió en dos pero lo llegué a atajar con la mano para llevarlo a mi boca.

-Mejor te traigo un tenedor- sonrió tranquila Emilia, levantándose de la mesa.

Buscó el utensilio de un cajón y me lo entregó.

-Ya lo vas a lograr algún día, nomás tienes que practicar- mencionó amable el dueño de la casa.

-Algún día será, hoy no creo- mencioné, agarrando el tenedor, ya rindiéndome con los palillos.

Terminamos de comer y fuimos a la habitación de la chica mientras el padre se queda en la cocina.

-¿Cuándo es que les afecta a ustedes?- pregunté, saltando apenas en el lugar.

Me siento como si fuera un cachorro de nuevo, queriendo brincar por aquí y por allí.

-A media noche hasta el amanecer- mencionó Víctor y apoyó su mano sobre mi pierna-. ¿Estás bien? 

-Tengo bastante más energía solamente- sonreí tranquila, pero controlando mi cuerpo.

-¿Qué haces habitualmente?- me preguntó Manuela.

-Pues correr de una punta a otra de la ciudad e ir a la isla- mencioné, omitiendo que paso por el pueblo y por el reino para verificar que todo esté bien, yendo bien rápido y desesperada-. Aunque con el sol se me va la energía y debo si o si dormir. ¿Ustedes qué hacen?

Se miraron entre ellos, sonriendo divertidos.

(...)

-¿Quieren aprender a ser verdaderos defensores?- pregunté, con una sonrisa divertida.

La media noche nos golpeó con toda la energía; siento como si pudiera salir volando si lo desease. Ellos se ven con el cabello blanco y los ojos en un tono azul eléctrico que parece que brilla en la oscuridad.

-¡Si!- corearon los cinco.

-¿Quieren que le enseñe mis técnicas?- pregunté.

-¡Si!- volvieron a corear.

-Entonces, ¡que me sigan los valientes!

Empezamos a correr en la azotea del edificio; siento como si pudiera transformarme en cualquier momento aunque la pastilla me ayuda a controlarme. Ellos me siguen aunque ninguno me supera.

Solté un par de carcajadas realmente muy divertida y me detuve, girando a verles; respiran agitadamente y sus cabellos parecen brillar bajo la luna, pero siguen bastante bien.

-Atáquenme, con todas sus fuerzas- hablé y sonrieron ellos también.

Nos alejamos un poco y dejé que me intentaran golpear, evitando cada uno de los golpes, sin defenderme. Es casi excitante esto. Realmente maravilloso.

-Oh, vamos. ¿Ninguno me va a tocar?- les desafié.

-Ya quisieras mi lobita con colmillos- me dijo Víctor, atacándome de frente.

Tan solo esquivo golpes, doblándome a un lado y a otro, saltando e inclinándome. Reí y empecé a defenderme con pequeños toquecitos, viendo como aumenta su energía.

(...)

-Joder- murmuré, recostándome encima de Víctor-. Me duele hasta el trasero.

-Lo siento- Manuela sonrió apenada.

Ella me dio una patada en el trasero, literalmente. Esquivé un poco pero aún así me dolió. El sol salió y nuestras energías decayeron de golpe.

Ahora mismo estamos todos recostados en el suelo de la casa de Emilia, agotadísimos.

-Aunque tampoco es como si no supieras defenderte- se quejó ella, con el brazo adolorido; casi se lo quiebro por error.

-No entiendo cuál es la manía por morder- suspiró agotado Thomas, quien fue atacado por Emilia quien se defendía con los dientes y a cabezazos ya que tiene cráneo y dientes reemplazados.

-No es como si tus rodillazos fueran caricias- reclamó Emilia, recordando que Thomas tiene las piernas remplazadas en su totalidad.

-Yo fui el más indefenso ahí- soltó con descaro Juan, quien tiene puños de acero o algo así se sienten contra el estómago-. La loca de Bella casi me parte la pierna con un puñetazo.

-Mejor cállense y vamos a dormir- habló Víctor super agotado, quien fue mordido por Emilia por lo que me puse celosa y le mordí también, robando unas gotas de su sangre; sanó al instante pero su energía decayó e ingresó en mí-. Pero vamos a las camas.

Nos levantarnos del suelo del living y caminamos hasta la habitación donde están preparadas las camas. Víctor se tiró en uno de los colchones del suelo y me dejé caer a su lado, abrazándole, dejándome ir hacia la inconciencia.

La HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora