Capítulo LII.

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Pasó el tiempo y llegó mi cumpleaños 22. Tan solo hice una fiesta pequeña en mi casa junto a Víctor, el grupo, mis padres y Perla que vino de vacaciones.

Ella se tuvo que volver al día siguiente pero aprovechamos la noche para ponernos al tanto.

Estoy empezando a crear alimentos aptos para vampiros pero que recuerden a los alimentos humanos como es un pastel, un helado, café e incluso el chocolate. Logré hacer una fórmula genérica que dura un mes completo para los vampiros aunque cada tres meses hay que renovar el permiso de aceptación, que ahora está a cargo de una muchacha que considero apta para el puesto y logré que creen un laboratorio en el pueblo especializado en las pastillas y cremas que normalmente yo hacía; además de que logré hacer efectos de hasta un mes y medio por lo que es aún mejor. Tanto en la manada como en el reino, están interactuando más con humanos y la ciudad en si está creciendo gracias a los nuevos negocios; es un gran progreso y hay bastante calma.

Ahora mismo estoy junto a Víctor, Emilia y Manuela en una cita doble; ellas se declararon pareja y son felices juntas desde hace un año.

-Adoro estas cosas, ¿cómo dices que se llama?- Emilia me mostró el bocadillo que tiene en mano.

-Es meramente pan relleno- no le entendí.

-Pero tiene algo raro.

-¿Azúcar arriba?- dudé.

-Ay, no lo se. Pero está delicioso- Emilia le dio otro bocado.

-No entiendo qué le ves de extraño, es meramente pan relleno pero bueno, me alegra que te guste- sonreí.

La puerta fue abierta de golpe, ingresando dos muchachos gemelos idénticos; ambos de cabello castaño, ojos avellana casi dorados, de piel tostada, la única diferencia en su altura, el lunar que portan debajo de su ojo y parte de su musculatura, aunque ambos están bien dotados.

-Oh, mi hermosa Isa- el más bajo corrió mi silla hacia atrás, arrodillándose frente a mi, tomando mi mano.

El otro le imitó, tomando mi otra mano. Ambos besaron el dorso de mis manos y se levantaron, con sonrisas coquetas.

-Aún espero el día que podamos unir nuestras manadas; La Misma Luna y Sol Nuevo, dos tierras tan lejanas pero tan cercanas- el alto dramatizó.

-Oh, espero que aceptes mi corazón y unamos destinos, soy el próximo líder y espero lo mejor de ti- el más bajo dramatizó también.

-Niños, niños, dejen a la dama tranquila- un señor apoyado en un bastón se acercó-. Es un gusto volver a verla, Isabella.

-El gusto es mío- sonreí cortésmente-. ¿Qué los trae a estas zonas?

-Visitábamos el lugar y justo te encontramos- mencionó el adulto-. Pero ya nos vamos, niños, al auto.

Él salió primero mientras los dos hacen despedidas escandalosas. En cuanto el adulto ingresó al coche, suspiraron y tomaron posturas normales.

-Lo siento Isa, sabes cómo se pone papá- mencionó el más alto, cruzándose de brazos.

-Aún no acepta mi relación con mi chica, pero prometió que esta visita sería su última insistencia- me sonrió el otro.

-Está bien, vayan con su padre. Recuerden mi quince porciento.

-Claro, nos vemos.

Ambos se retiraron y me acomodé en la mesa. Víctor soltó una carcajada.

-Vaya drama fue eso, ¿de qué nos perdimos?- Juan apareció de la nada y se sentó a nuestro lado, llegando también Thomas, quien agarró una silla de un lado para meterse en la mesa también.

La HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora