Capítulo XCI.

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El tiempo pasó, consigo, la vida. Mamá dio a luz a dos hermosas criaturas.

Ambos varones; uno con aspecto más de licántropo y el otro más de vampiro. No son híbridos, realmente no pueden llegar a completar su otra parte, como si hubieran nacido solo licántropo y solo vampiro. Cada cual interesado en exactamente lo suyo, sin importarles mucho la otra parte, pero siempre juntos.

Se criaron en ambas zonas, a los 6 años empezaron a ir a un colegio humano y durante su adolescencia estuvieron enojados por no ser híbridos pero lograron entenderse con el paso del tiempo. Fui una gran guía para ambos y somos muy apegados.

Mis padres ahora gozan de una vida normal mientras me encargo de los reinos, aunque aún no acepté el pase de cargo como la nueva reina y no pienso hacerlo nunca aunque mis horarios de responsabilidades son los mismos.

Tampoco digo que no sea feliz; descubrí que soy infértil, lo cual no es una sorpresa en realidad. Con Víctor somos felices de la vida que llevamos; hasta adoptamos a una pareja de gatitos que cuidamos con cariño.

(...)

-Vaya sorpresa, sería lindo verles con unos niños pequeños corriendo al rededor suyo- mencioné con una sonrisa, tras que comentaran que quieren adoptar.

-Quizás no niños pequeños y si adolescentes; son quienes menos probabilidades de ser adoptados tienen- mencionó Emilia, acariciando uno de los gatitos.

-Gracias a ti y que puedes transformar el agua en pastillas, podemos llevarlas con nosotros sin que se vean raras. Cuando fuimos de viaje por primera vez solas, pasamos por una organización así en donde nos dimos cuenta que hay muchos adolescentes sin cariño de padres- habló Manuela, acariciando el otro gatito.

-Tampoco que sean tan mayores que ellos- mencionó Juan, en un tono bromista.

-Lo sabemos, pero podemos darles un hogar y eso suena bien- mencionó Emilia.

-Yo las apoyo- sonrió Víctor.

-Y yo- aclaré.

-Cuanta conmigo; las alejaré de los chicos malos- sonrió Juan.

-Pero si tu eres todo un casanova- rió Víctor.

-Lo se, se distinguir a quienes no quieren dejar las cosas en claro- habló.

-Entonces seré bueno para esas criaturas; digo, soy el único aquí con un título universitario- mencionó Thomas.

-Claro, gran ingeniero biomolecular- soltó Juan.

-Biomolecular y bioquímico. En una semana también biotecnológico- aclaró.

-Y yo que apenas pude con el primer año de medicina y terminé renunciando- sonrió divertido Víctor.

-Quizás retome alguna carrera- habló Emilia.

La puerta fue golpeada con esmero y me levanté del sillón. No llegué a terminar de abrir que dos pequeños terremotos entraron; automáticamente los gatitos se fueron asustados detrás del sillón.

-¡Hermana!- ambos niños me abrazaron.

Tienen apenas dieciséis años y yo cuarenta años. Aunque no aparento la edad que tengo, ni tampoco mis amigos; el agua de Mako les está haciendo parcialmente inmortales, ya que parecen muchísimo más jóvenes de lo que son.

-Hola terremotos- sonreí, devolviéndoles el abrazo-. No sean maleducados y saluden a todos.

-¡Hola!- el más pequeño, el que desarrolló más la parte licántropo.

-¿Qué hay?- saludó el mayor, el que desarrolló más el lado vampiro.

-¿Qué desastre hicieron ahora?- preguntó Víctor con una sonrisa.

La HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora