Capítulo 18 - Día siguiente.

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Luego de comer, Perla volvió a la cama pero Víctor me acompañó un poco más de tiempo. Papá tuvo que salir al reino y mamá se fue a dormir.

-Iré a darme un baño, ¿me esperas un momento?- hablé.

-¿Puedo acompañarte?- preguntó.

-Solo seré una sirena que no podrá moverse, no es la gran cosa- mencioné.

-No importa, me gusta pasar tiempo contigo- sonrió.

Pasamos al baño, le pedí que se de la vuelta para que pueda quitarme la ropa, me senté en la bañera, encendí el agua para llenar la bañera y al instante mi cuerpo cambió, aún teniendo manchas por doquier que se van disolviendo con el agua.

-Ahora si- hablé y se volteó.

-¿Tanta sangre?- mencionó, asustado.

-Las heridas se curaron- respondí y estiré mi mano para tomar la esponja suave que uso siempre.

-Te ayudo- se sentó en el suelo, me quitó la esponja-. ¿Cuál jabón usas?

-El blanco, es neutro y libre de químicos- indiqué y colocó un poco de jabón en la esponja.

Cerré el paso del agua y dejé que él frote mi aleta. Podría hacerlo sola si problema, pero me gusta la sensación que me da cuando él toca la parte final de la extremidad. Son como mimos, se siente muy lindo.

-Mis amigos encontraron sangre y tomaron algunas muestras... Es tuya, ¿verdad?- me preguntó, mientras tallaba parte de mi extremidad.

-Por desgracia, si- admití suspirando-. Pero es posible que ni cuenta se den; imagínate encontrar AND de un vampiro, un licántropo y una sirena mezclado todo en uno... La sangre de alfas o reyes es más potente, pero soy sirena por transformación, lo cual no va a dejarles la cosa fácil.

Tras eliminar todo rastro de sangre, él quiso lavar mi cabello y lo dejé.

-¿Todos los productos que usas son libres de químicos?- preguntó, viendo el envaso del shampoo que no trae las indicaciones normales de los envases de fábricas a gran escala.

-La mayoría de los productos que uso son creados en la manada; desde shampoo, jabón e incluso cremas, todo es producido y vendido en el pueblo para nosotros e incluso en algunas tiendas humanas.

-Es por los olores y la sensibilidad, ¿verdad?- asentí.

Sus manos acariciaron de forma circular mi cabello, es muy agradable.

-Gracias por todas las caricias y los cuidados- mencioné en cuanto alejó sus manos.

-¿Quiere que te ayude con el agua?

-Puedo- tan solo estiré mis manos para que el agua suba y se lleve el shampoo, dejando mi cabello limpio.

Vi algo de sorpresa en su rostro.

-Veo que tienes todo bajo control- mencionó y solté una carcajada.

-Llevo años en esto- sonreí.

Él bostezó.

-Mejor ve a dormir, ¿si? Nos vemos mañana- mencioné y asintió.

Besó mi frente y se retiró. Agudicé mi oído, salió por la puerta principal y le escuché entrar a su casa.

Me quedé más tranquila, quité el agua de la bañera, me sequé con toallas y volví a mi habitación para cambiarme, colocándome ropa casual. Busqué algún libro para releer, me senté en el pequeño sillón de mi habitación y comenzó mi lectura.

(...)

Perla despertó luego de un rato, fuimos a clase como debíamos y volvimos a mi casa para almorzar. Su padre le llamó por teléfono pidiéndole perdón, suplicándole que no se vaya ella también, incluso le dijo que le preparó su comida favorita. Fue una llamada corta, pero llena de sentimientos.

-No se si deba ir- mencionó, mirando su plato de pastel de papa, sin comer realmente.

-¿Aún le quieres?- pregunté.

-Nunca dejé de quererle, es mi papá. Aunque no se comportó como tal la última vez que estuve en casa- mencionó.

-Él te buscó esta vez, lo sentí arrepentido. ¿Por qué te fuiste de casa en un inicio?

-Porque ya no nos hablábamos, aunque ahora si me habló y hasta cocinó mi comida favorita- sonrió a medias-. Quizás si deba de volver, no fui justa al irme sin razón.

-Ve; de última, puedes volver aquí- mencioné y asintió.

Aún dejándose sus cosas aquí, le acompañé hasta la puerta. Tocamos una sola vez y el padre abrió al segundo; está bañado, se le ve arreglado y la casa huele bien.

-Gracias por volver- le abrazó y ella le devolvió el abrazo.

-Tienen mucho que hablar, yo me retiro- mencioné y regresé a mi casa, sintiendo la tranquilidad de mi amiga.

A poco que entré a casa, apareció mamá.

-Hija, te estaba por ir a buscar- dijo y sonrió apenada-. Hay una reunión y si quieres puedes asistir.

-Está bien- dije, con una pequeña sonrisa.

Guardamos la comida en la heladera y salimos de casa.

Fuimos al pueblo; es la reunión mensual para hablar de las problemáticas y cómo solucionarlas. Esta vez, se planteó la seguridad en luna llena; más allá de que existe la pastilla para dormir, algunos niños pequeños no quieren tomarla y debemos ver cómo concientizar a la vez que mejoramos la seguridad de las casas para evitar problemas. 

(...)

Al terminar la reunión, volvimos a casa y almorcé junto a mi madre.

-¿Puedes lavar los platos, por favor?- me pidió y asentí-. Volveré al pueblo.

-¿Por qué viniste hasta aquí si podías comer con la manada y evitar tantos viajes?- pregunté.

-Quería pasar tiempo contigo- sonrió tranquila y le copié-. Cualquier cosa, llámame.

-Suerte.

Ella se fue, me coloqué los guantes de plástico y limpié los platos. Una vez lista la tarea, volví a mi habitación.

-Nueva meta; encontrar la manera de evitar transformarme en luna llena sin dormir- musité, leyendo mi brazo donde me escribí con lapicera los problemas de la manada.

Miré el calendario.

-Es el sábado por la noche, el domingo en la madrugada: me quedan dos noches antes de la víspera de luna llena- mencioné para mi misma-. Será complicado pero no imposible.

Encendí mi computadora portátil, busqué un par de libros y una libreta para sentarme en mi silla frente al escritorio.

(...)

Tras varias horas, decidí tomarme un descanso para ir al baño y comer. Además de que aproveché para mirar mi celular: Víctor me informó que el sábado en la tarde habrá una junta en la casa de Emilia y que me invitaron. Pregunté qué habría que llevar y dijo que tan solo información sobre estas criaturas no humanas, seguido de otro mensaje informando que puedo mentir y está bien. Reí y bajé a buscar algo de comer, encontrándome con unos sándwiches en la heladera; no se en qué momento los hicieron pero se ven deliciosos. Saqué cuentas y podría estar con ellos mientras regrese a casa en la noche para probar la pastilla.

Sentí algo de angustia pero no sabía de qué lado venía, es confuso. Comí los sándwiches y me preparé para seguir.

Justo en ese momento, me llamó Perla. Me comentó que la madre se contactó con ella, proponiéndole ir a comer para que le presente a su nueva pareja, pero no sabía que hacer. Le indiqué que quizás sea lo mejor que si acepte; a pesar de que sus padres no se quieran entre ellos, ambos la quieren por separado y a su manera. Suspiró y aceptó, terminando la llamada.

Una vez ese asunto listo, seguí trabajando en lo mío.


(Continuará...)

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