IV

42 8 0
                                    

CUATRO

Unos golpes en la puerta me despertaron. Miré el reloj de la mesilla de Zayd, 12:30 am. No podía quejarme por la hora, debería haberme levantado hace tiempo.

Me levanté sin ganas de la cama, mientras andaba hacia la puerta paré la música y me quité los cascos, abrí la puerta. Al ver quien era el que había llamado la volví a cerrar, me di la vuelta y me tumbé de nuevo en la cama.

- ¡Vete de aquí no quiero hablar contigo! - dije en alto para que él me escuchara.

- Entonces tengo suerte de que me da igual lo que tú quieras - dijo Mirk sentándose en la cama de Zayd enfrente de mi.

Me giré un poco para verle de reojo. No tenía ya suficiente con aguantarle cuando tocaba, que tenía que venir a pasar más tiempo conmigo.

- ¿Qué quieres ahora?, no me digas que te ha sentado mal que hoy sí haya podido llegar al comedor - pregunte irónicamente. Él sonrió débilmente antes de contestar.

Tiene una sonrisa bonita.

Cállate, no ayudas. Me concentré en mirarle con expresión de fastidio esperando su respuesta

- La actividad obligatoria - respondió el rubio con burla. Me moví hasta quedar de frente sentados cada uno en una cama.

- Las de Hokins - agregué como aclaración en un suspiro. Él asintió en respuesta, después bajó la cabeza hacia sus zapatos y se removió algo incómodo, pero no duró más de dos segundos que volvió a su postura desafiante de siempre.

Estuve pensando en lo que me dijo Cailín antes, y sí, me jodía tener que compartir mucho tiempo con una persona tan insoportable, así que decidí que no le iba a ver más de lo necesario, solo estaría con él en las actividades del director y porque era obligatorio ir con él, no podía ir con otro alumno. Luego ya no existiría para mi, y si mi memoria no me falla la primera actividad obligatoria empezaba a las 14:00.

- Empieza a las 14:00 y son las 12:30. ¿Para qué has venido? porque no creo que compartir tu tiempo conmigo te haga mucha ilusión. - dije después del silencio que se había instaurado entre los dos.

- Tienes razón, ilusión es lo que menos me hace - dijo tumbándose en la cama de Zayd con los ojos cerrados.

No estará pensando en quedarse aquí,¿verdad?, no, no, no, creo que he dejado claro que no le quiero cerca, porque tiene que hacer las cosas más difíciles de lo que en verdad son. No le caigo bien, me lo ha dejado claro, él a mi tampoco. No entiendo qué hace aquí ¿por que no se va con sus amigos los presta-camas.?

Igual no le caes TAN mal

- No te vas a quedar aquí - Dije sin pensar - ya tenemos que ir a las actividades juntos por obligación. No quiero pasar más tiempo contigo que el necesario - continúe ya que él no se movía.

- ¿Quién ha dicho que vengo a estar contigo? Estoy esperando a Zayd que si no te has dado cuenta es mi amigo - esa sonrisa descarada que ya odiaba volvió a su rostro. Rodé los ojos y me tiré sobre mi cama

- Eres un imbécil - susurré lo suficientemente alto para que me escuchara.

No me contestó, simplemente se quedó allí tumbado en la cama del moreno.

El rato pasó en completo silencio, ninguno de los dos volvió a hablar, tampoco conseguí volver a dormirme, tenerle en la cama de al lado me ponía nerviosa. Me giré para verle, seguía exactamente igual que cuando se tumbó, con los ojos cerrados y las manos detrás de la cabeza. Me permití mirar más tiempo ya que parecía que él sí se había dormido. Me fije en lo bien que le quedaban los vaqueros, ajustándose perfectamente a la forma de sus piernas, en la camiseta blanca que se dejaba ver debajo de la chaqueta que cubría toda su parte superior...

Entre golpes y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora