XXXIII

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TREINTA Y TRES

Cailín Brown

Estaba nerviosa, muy muy nerviosa. No todos los días tienes que ayudar a los hermanos de tu mejor amiga a deshacerse de un chico. Hacerlo desaparecer del mapa según Axel me había explicado.

Mi parte era fácil, o eso creía, la verdad en este punto dejé de estar segura. Solo tenía que asegurarme de que viniera a pasar el resto de la tarde en el bosque, justo en el sitio que Eric había marcado en el mapa y luego el resto lo harían ellos. Era hora de poner en práctica todas esas clases de interpretación a las que mi madre me había obligado a asistir.

No sonaba complicado, además ya había estado hablando con Tiago unos días antes, para que no fuera sospechoso hacerlo de pronto.

Salí del hospital en el que ella se encontraba detrás de Axel y Eric. Justo en el momento en el que Zayd entraba a ver a Aster.

Él no sabía nada, nadie a parte de Aster y sus hermanos lo sabía, ni siquiera Mirk, aunque no se fijó en que salí de allí, estaba más pendiente de averiguar una forma de entrar cuando los horarios de visita terminaran. Pensaba colarse para pasar la noche junto a Aster, no quería dejarla sola. Si eso no es estar enamorado, ya no se lo que es, el chico se había vuelto loco sin duda.

- Las damas primero - dijo Axel sonriendo sacándome de mis pensamientos. Sujetaba la puerta trasera de un coche negro aparcado justo delante del hospital. Eric ya estaba dentro del coche, resoplando y murmurando cosas inentendibles. Le devolví la sonrisa al mayor de los hermanos y entré en el coche, él me siguió cerrando la puerta detrás de sí.

- Sabes, hace mucho que no me la pasaba tan bien - dijo Axel rellenando el silencio que se había instaurado en el coche - En el fondo me alegro de que Aster siempre deje a medias las cosas. ¿No te parece emocionante pelirroja? - dijo sin dejar de sonreír. Se le veía emocionado, creo que más que por lo que íbamos ha hacer era por el hecho de hacerlo con su hermano, según me dijo Aster hacía mucho tiempo que no se veían.

- Cállate Axel - respondió Eric - ¿Cómo va a ser esto emocionante? - preguntó molesto.

- Es...peligroso - dije dudando - pero en el buen sentido, como si fuéramos espías en una misión. - reí y Axel concordó conmigo riendo mientras que Eric resopló y giró la cabeza hacía la ventana.

El resto del camino estuve escuchando historias que Axel me contaba de cuando los tres eran pequeños, él estaba muy animado, sonriente, feliz. Me alegraba verle así, los primeros días que pasó en el internado se le veía decaído, era bueno verle bien.

De vez en cuando posaba mi vista en Eric, que era todo lo contrario, parecía preocupado, casi enfadado o molesto por algo.

Yo también estaba algo preocupada, Aster seguía en el hospital, Eric no se veía tranquilo y según lo que me habían dicho Tiago no era muy pacífico aparte de inesperado.

En cuanto llegamos al internado toda la gente estaba de vuelta en su interior, todo estaba mucho más tranquilo. Nadie se esperaba lo que estábamos a punto de hacer, nadie sospechaba.

Axel se bajó del coche permitiendome salir, antes de que pudiera poner un pie fuera Eric me agarro evitando que saliera.

- No dudo que lo vas a hacer bien, pero aún así, mucha suerte - dijo sonriendo por primera vez desde que hablamos ayer en el hospital. Le devolví la sonrisa y salí del coche.

Una vez vi el coche alejarse por la carretera, me giré hacia el internado.

Las repentinas explosiones no afectaron a la fachada, se seguía viendo igual de imponente que el primer día. Me quedé unos segundos mirando hacía la entrada.

¿Quién lo iba a pensar? yo solo venía a estudiar idiomas y ahora estoy ayudando en la exterminación de un chico. Nadie se lo creería.

La verdad es que siento un poco de pena por el chico, quiero decir, seguro que en el fondo no es tan malo, pero ya no puedo hacer nada. El juego ha empezado y no me queda más remedio que terminar la partida.

Encontré a Tiago sentado en el patio, a su lado William hablaba sobre alguna cosa con la prima de Mirk.

- Hola - saludé sonriente hacia el grupo de tres.

- ¿Qué se te ha perdido zanahoria? ¿ya te han echado del equipo? - preguntó William con cierto resentimiento. Amplié mi sonrisa sin dejar de verle.

- Sabes, es muy pobre que utilices un insulto tan viejo como ese. Se ve que la imaginación no es tu punto fuerte - dije riendo. Si algo había aprendido del carácter fuerte de Aster era a no dejarme pisotear y a sacar buenos comentarios de la nada.

- Déjala en paz William solo te ha saludado - dijo Tiago en mi defensa. - Hola Cailín - dijo después sonriendo. La rubia que hasta el momento se había mantenido callada, escuchando, se levantó de repente.

- Voy al comedor a por algo de comer ¿vienes William? - preguntó mirando fijamente al otro chico. El nombrado se levantó enseguida y ambos se fueron. Tome asiento al lado de Tiago, que seguía con la mirada fija en el suelo.

- ¿Vienes del hospital? - preguntó de pronto. Asentí sin saber el porqué de la pregunta. Antes de poder preguntar de vuelta él habló de nuevo - ¿Cómo está Aster? - No le respondí.

- ¿Cómo sabes que ella...

- Solo quiero saber si está bien - me cortó. Un silencio bastante incómodo se instauró entre nosotros.- ¿Puedes responder? - preguntó de nuevo con más urgencia.

- Solo si tú me respondes antes. Tu y Aster, ¿porque os odiáis tanto? - No sabía mucho del porqué empezaron a llevarse mal. Aster no era de dar detalles, más bien resumía mucho las historias así que solo sabía que se llevaban bien, eran amigos y un día dejaron de serlo, ella le dejó hospitalizado y luego yo la conocí. La verdad es que en un principio me costó creer que Aster pudiera llegar a pelear hasta dejar inconsciente a alguien, ya que nunca la he visto pelearse físicamente con nadie, pero supongo que la realidad es que era capaz de mucho más que solo una pelea.

- No me corresponde a mí responder a eso - dijo sin dudar.

- Si lo hace - dije sin darle tiempo a seguir hablando. - Estás involucrado, quiero saber que paso, y quiero que me lo digas tu.

- ¿Y si no quiero contarte nada? - insistió en no decirme nada.

- ¿Y si hacemos un trato? -pregunté después de unos segundos. Él levantó la cabeza interesado, tenía su atención - Si tu me cuentas qué pasó yo te dejo saber con lujo de detalles lo que se de Aster desde que llegó.

- Ya sé todo lo que tengo que saber de ella. Y te advierto, yo también fuí su amigo, y ella no es de fiar. - dijo antes de levantarse al ver a sus amigos volver.

- Por eso mismo - dije sujetando su mano para que no se fuera. - Quiero saber que pasó entre vosotros porque ... porque no quiero que me hagan daño. - mentí, él pareció pensárselo unos segundos, pero terminó asintiendo. - Nos vemos entonces a las diez en la puerta del internado - sonreí antes de soltar su mano.

Una vez la partida comienza, sólo puedes seguir jugando, y este era mi primer movimiento.

Entre golpes y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora