OCHO
Aster Diosado
- Papá, necesito que me ayudes con una cosa - dije nada más contestar la llamada bastante nerviosa.
Si según Eric, Tiago iba a venir al instituto tenía que asegurarme de alguna forma que nadie más supiera que estaba aquí y que no volviera nunca más, o al menos que no volviera en un tiempo. Y el único capaz de hacer que las personas desaparezcan voluntariamente del mapa era mi padre.
- ¿Aster? - se escuchó una voz femenina del otro lado del teléfono.
- ¡Mamá! - dije sonriendo - ¿cómo estás? - pregunté más calmada.
Siempre me había pasado, escuchar la voz de mi madre siempre me tranquilizaba si estaba nerviosa o enfadada, es como un don suyo. Su voz tranquila y alegre hace que sus hijos se calmen.
- Bien cariño, ¿tienes algún problema o algo allí? - preguntó algo preocupada, supongo que por la repentina llamada y el inicio de esta.
Disimula, no queremos que se preocupe mucho.
- Eeeh ... no exactamente es que necesito que me diga como arreglar una cosa, nada demasiado preocupante, además me va bien por aquí - me reí algo nerviosa pero ocultándolo bien.
- Vale, me alegro, espera un segundo que busque a tu padre - la línea se quedó en silencio unos segundos, hasta que escuche a mi madre despedirse.
- Aster - saludó mi padre. Su tono serio y bajo seguía siendo el mismo de siempre. - ¿Qué problemas hay? ¿estás bien?
- Hola papá, estoy bien, y si tengo un problemilla que necesita de tu ayuda - dije bajando la voz.
- Hija, necesito más detalles, ya lo sabes - dijo mi padre paciente, esperando por una explicación de mi parte.
- A ver, pongamos el hipotético caso de que Tiago este por llegar aquí, al internado...
- ¿Cómo sabe a cual vas? - me interrumpió.
Mi mente voló directamente al nerviosismo en la voz de Eric al contármelo. No podía decirle a papá que había sido él, no se lo tomaría bien, y mi padre enfadado es algo que evitamos a toda costa.
- ¡Papá! ese no es el caso, no me distraigas - le dije, para después continuar hablando, ignorando la pregunta- el caso es que va a venir. Y aquí como bien sabes nadie se ha enterado del ... incidente que lo llevó a acabar en el hospital, y tampoco tengo intención de que se enteren. - terminé de hablar. Mi padre se quedó unos segundos en silencio antes de contestar.
- ¿Y qué quieres que haga? - miré el reloj de mi cuarto, tenía que ir a buscar a Cailín para hacer unas pruebas, así que abrí la puerta de la habitación y salí con algo de prisa.
- Pues... - salí de la habitación y me choque, no vi quién era exactamente, tampoco entendí lo que dijo, así que me disculpé y seguí andando por el pasillo. - Había pensado que igual lo podía echar de aquí sin que nadie se entere de que ha venido, no será muy difícil, y cuando esté fuera, le dejas claro que deje de meterse en tus asuntos que a la vez también son los míos. - Solté lo que llevaba pensando ya un par de días. Se escuchó silencio al otro lado.
- Bien, ¿tienes claro que tienes que hacer para sacarle? no quiero fallos. Si tengo que volver a pagarle el hospital a ese chico porque alguien te ha visto, vas a...
- Sí, sí. Eso no va a pasar. Si le llevo a hablar a un sitio apartado le digo que se vaya y si no lo hace por las buenas lo hace por las malas, ese procedimiento me lo sé - respondí aburrida. Siempre lo mismo, ¿no se ha dado cuenta que sus amenazas me valen lo mismo que la opinión de un burro?
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Entre golpes y traiciones
RomanceAster es una chica decidida, confiada y muy muy impaciente. Después de una pelea por un arrebato, sus padres no encuentran más opción que mandarla al internado "Seven Points" de educación y comportamiento, pero eso no acaba con sus problemas. ¿Qué p...