XXXI

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TREINTA Y UNO

Aster Diosado

- ¡CAILÍN! - grito Eric al escuchar mi propuesta- No.

- Ella ha dicho que sí - respondí yo, segura de mi decisión.

- Pues yo digo que no - volvió a rebatir él contradiciendome.

- Y yo que si

- Yo digo puede, ¿eso vale? - dijo un sonriente Axel desde mi cama.

- ¿Te das cuenta que estas poniendo a manos de un loco a tu mejor amiga ? - dijo Eric ignorando a mi hermano.

- No. La estoy poniendo en tus manos - aclaré. No iba a dar mi brazo a torcer aquí, Cailín era perfecta para ese papel y Eric lo sabía.

- ¡Y en las mías! - agregó Axel entusiasmado. Eric suspiró y sin discutir más se fue de la habitación. Sin esperar Axel y yo nos levantamos y le seguimos saliendo los tres del cuarto.

- No te puedes enfadar por eso - dije colocándome a su lado. - Ella está de acuerdo y estoy segura de que lo hará bien - insistí intentando convencerlo.

- No dudo que lo hará bien, pero ¿Y si nosotros no? - dijo en voz baja - ¿y si somos nosotros los que fallamos? la estás poniendo en peligro. Ya no conoces a Tiago como antes, en un año se puede cambiar mucho.

- Y si no mirame a mi, pase de ser la estrella de la familia a... esto, en cuanto ¿meses? - dijo Axel con gracia- Pero ciertamente ella fue la que se puso en peligro al aceptar voluntariamente la propuesta de Aster - agregó Axel desde el otro lado.

- Va a salir bien - afirmé con más seguridad de la que sentía - Si alguien puede hacer que esto salga bien sois vosotros dos. - añadí. Nada iba a salir mal, esto no era nuevo para nosotros, no iba a ser tan difícil.

- Nosotros tres - me corrigió Axel - no te libras

- Ahora que lo dices - habló Eric parando en seco a mitad de camino - Tú no deberías estar cuando todo pase - dijo señalando en mi dirección.

- No pienso irme del internado - dije sin dejarle terminar.

- No quiero decir que te vayas de aquí, solo que no salgas del recinto, que te vean todo el rato. - aclaró mi hermano. Asentí, de acuerdo con su idea. Acompañamos a Eric a la salida ya que quería ir a comer con el abuelo y cada uno volvió a su cuarto.

Quedaban pocos días, todo estaba en calma, nadie se esperaba lo que iba a pasar y eso nos dejaba una gran ventaja. Nadie se imaginaría lo que estábamos a punto de hacer.

Cailín sabía su parte del plan, Axel y yo se la explicamos, así que no haría preguntas sobre el resto. Convencí a Mirk para que Zayd y él se fueran del internado el día exacto y así no tendríamos que ponerles excusas, sobre porque no estábamos presentes. Y mis hermanos... bueno, nos criaron para esto. Ellos eran el menor de mis problemas.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por las personas menos indicadas en estos momentos. William y Tiago venían en mi dirección, ambos sonrientes.

Quién lo iba a decir, las dos personas que más odio en el mundo juntas. Con una sonrisa fingida me acerqué a ellos sin querer estropear la calma que manteníamos antes de la tormenta.

- Hola - dijeron ambos al unísono.

- Al parecer te tomaste muy enserio lo de esconderte - dijo Tiago. - No te he visto en los días que llevo aquí.

- He estado ocupada- conteste seria sin dar más detalles. - No sabía que ahora erais amigos, esta genial, el cerdo con el tóxico, una gran pareja - dije sonriendo.

Entre golpes y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora