XV

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QUINCE

Aster Diosado

Hola - dije en un susurro entrando en la habitación con el número que me habían mandado en el mensaje.

Una chica seguramente un poco más pequeña que Eric con mucho parecido a Zayd, estaba tumbada en la cama de hospital con el pelo negro suelto, esparcido por la almohada, los ojos cerrados y la respiración tranquila, pausada.

- Aster - me abrazó Zayd sin hacer casi ruido. - ella es... es mi hermana Lia.

- ¿Cómo está? - pregunte moviéndome al lado de la cama y apartando el pelo de la cara de la chica.

- Estable - dijo Zayd en un suspiro. - Mirk dijo que comías hoy con tus padres ¿no? - añadió cambiando de tema.

- Sí - dije sonriendo - ya les echaba de menos, ha estado bien verlos.

- Entonces Mirk y tú ya os lleváis bien - afirmó el moreno pasados unos minutos - Porque para que se lo cuentes a él y no a mi - dijo fingiendo cara de disgusto y desaprobación. Me reí nerviosa antes de contestar.

- Pues... es complicado - dije encogiéndome de hombros sin saber muy bien qué responder.

- Se lo puedes intentar ocultar a Cailín, a Niko hasta a William que siempre lo ve todo, pero a mi no. No porque tu no puedas, tu te ves perfectamente capaz pero él no. - aclaró inclinando su cabeza hacia la puerta riendo - Él no sabe disimular, se le da de pena. Tendrías que verle intentarlo, es penoso - ambos reímos por su comentario.

Lia se removió en la cama y pasó sus manos por los ojos para acostumbrarse a la luz que entraba en la habitación y así quitar cualquier rastro de sueño en ellos.

Era un chica delgada, con los ojos bastante parecidos a los color miel de su hermano, en su expresión se transmitía perfectamente la confusión del momento

- Hola ¿como estas Lia? - dijo Zayd tranquilo rápidamente moviéndose al lado de su hermana. La chica miró a su alrededor y sus ojos empezaron a nublarse por las lágrimas - Lia no llores, todo esta bien, estas bien, no ha sido nada - se apresuró a decir Zayd acercándose a abrazarla

- No vi el coche - hipó ella asustada - no lo hice aposta, esta vez no - dijo levantando los brazos al cuello del moreno para abrazarla de vuelta.

- Lo sé Lia, lo sé, pero estás bien, no ha pasado nada, estoy aquí como siempre y ya no me voy a ir - dijo él sin soltarla intentando que su hermana se tranquilizara y dejara de llorar.

Salí de la habitación para no incomodar a la chica recién despierta y porque no sabía como reaccionar y me quedé en la sala de fuera, esperando de pie.

- Te ves bien ahí parada - escuche un susurro cerca de mi oído, sin pensarlo siquiera cerré mi mano en un puño y lo estrellé contra la persona detrás de mí. Me giré para ver quien era y una risa se me escapó al verle ahí parado con la mano en la mejilla.

- ¿Mirk? - dije sin poder contener la risa

- Enserio, tienes que dejar de hacer eso - dijo él frotándose la mejilla - no se como explicar a la gente porque llevo moratones en la cara, no me meto en tantas peleas - se quejó. Yo solo me reí, dejando un pequeño beso en la mejilla lastimada.

- Pensaba que iba a durar más, ¿como ha ido la comida? - me preguntó mientras esperábamos que Zayd saliera.

- Antes de eso - dije acusándolo con el dedo - ¿sabes lo que es un secreto? - le pregunté alzando la ceja. Él me miró confundido y asintió.

- Claro que lo sé, no soy idiota

- ¿Y porque Zayd lo sabe? - dije cruzando los brazos frente a mi pecho. El rubio palideció, el color desapareció de su rostro y su expresión tranquila cambió a lucir más nerviosa.

Entre golpes y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora