2 Rechazo

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El corazón palpitaba fuerte y saludable en el pecho de Bella Swan, su sitio de siempre, cada vez que contemplaba su rostro perfecto que tenía en frente. Esta vez, el latido se aceleró más allá de su habitual ritmo enloquecido. La chica reconoció la expresión de su rostro; era la que le hacía parecerse a una estatua.

- Creo que ahora tienes algunos problemas más, Bella — susurró su novio, Edward Cullen, sin mover los labios.

Se deslizó a su lado, más cerca, y se aferró a su brazo mientras seguía el curso de su mirada para ver lo mismo que él. No sabía qué esperaba encontrar, quizás a Victoria, la vampira que hacía unos meses había jurado asesinarla, de pie en mitad de la calle, con su encendido cabello rojo revoloteando al viento, o una línea de largas capas negras... o una manada de licántropos hostiles, pero no vi nada en absoluto.

- ¿Qué? ¿Qué es? — pregunto respirando hondo mientras trataba de ver en la oscuridad — Charlie... ¿Mi padre? — chilló.

Entonces, él bajó la mirada hacia ella, y su expresión era lo bastante tranquilla como para mitigar un poco el pánico de la chica.

- No es probable que Charlie vaya a matarte, pero lo está pensando — le dijo con una sonrisa baja — Condujo de nuevo calle abajo, pero pasó de largo frente a la casa y aparcó junto al confín del bosque.

- ¿Qué he hecho ahora? — jadeó.

Edward lanzó otra mirada hacia la casa. Bella lo imitó, y entonces se dio cuenta por primera vez del vehículo que estaba aparcado en la entrada, al lado del automóvil patrulla. Era imposible no verlo con ese rojo tan brillante. ¡Era su moto! Estaba exhibiéndose descaradamente en la entrada.

Edward le había dicho que Charlie estaba pensando en matarla; por tanto, su padre ya debía de saber que era suya. Sólo había una persona que pudiera estar detrás de semejante traición.

- ¡No! — jadeo Bella —, ¿Por qué? ¿Por qué me hizo Jacob una cosa así? — Su traición le traspasó como una estocada — Confié en él de forma implícita, le conté todos mis secretos por pequeños que fueran. Se suponía que se convirtió en mi puerto seguro, la persona en la que siempre podría confiar... — y Edward la miro — yo...

- Entiendo — fue todo lo que el vampiro dijo

- Edward... — dijo la adolescente

Las cosas estaban más tensas ahora, sin duda, pero jamás pensó que esto hubiera afectado a los cimientos de su amistad, y tal vez hasta su noviazgo, por cómo Edward la había mirado. ¿Sería que algo cambiaria?

¿Qué había hecho para merecer eso? Sabía que su padre se iba a enfadar muchísimo, y peor aún, iba a sentirse herido y preocupado. ¿Es que no tenía bastante con todo lo que había ocurrido ya? Bella nunca había imaginado que Jake fuera tan mezquino, tan abiertamente

"Miserable" pensó. Lágrimas ardientes brotaron de sus ojos, pero no eran lágrimas de tristeza. La habían traicionado. De pronto, se sintió tan furiosa que la cabeza le latía como si le fuera a explotar.

- ¿Está todavía por aquí? — farfulló.

- Sí. Nos está esperando allí — le dijo Edward, señalando con la barbilla el camino estrecho que dividía en dos la franja oscura de árboles.

Bella saltó del automóvil y se lanzó en dirección a los árboles con las manos ya cerradas en puños, preparadas para el primer golpe. Edward la agarró por la cintura antes de que hallara el camino. ¿Por qué tenía que ser siempre mucho más rápido que ella? Se preguntó la castaña forcejeando

- ¡Suéltame! ¡Voy a matarlo! ¡Traidor! — gritó el adjetivo para que llegara hasta los árboles.

- Charlie te va a oír — le avisó Edward —, y va a tapiar la puerta una vez que te tenga dentro.

JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora