15 Isla Esmes

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Este es el capitulo correcto

Mil disculpa por el error

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- ¿Houston? — pregunto Jacob, alzando las cejas cuando llegaron a la entrada del aeropuerto de Seattle.

- Es sólo una parada en el camino — le aseguró Edward con una sonrisa de oreja a oreja.

La luna de miel era un regalo de Carlisle y Esmes, pero Edward le había dicho que era sorpresa. A Jacob, quien llevaba las maletas, le llevó unos cuantos minutos captar lo que estaba sucediendo cuando se detuvieron en el mostrador de los vuelos internacionales para revisar los billetes de su próximo avión.

- ¿Río de Janeiro? — pregunto Jacob intrigado.

- Otra parada — comentó el vampiro.

El viaje a Sudamérica se le hizo largo al lobo, pero muy cómodo en los amplios asientos de primera clase, mientras acunaba entre los brazos a Edward. Se volvió a dormir y luego despertó alerta cuando giraron hacia el aeropuerto con la luz del sol poniente entrando de forma sesgada por las ventanillas.

No se quedaron en el aeropuerto para tomar otro nuevo vuelo como Jacob esperaba. En vez de eso, tomaron un taxi para atravesar las atestadas calles de Río, un oscuro hervidero lleno de vida. Fue incapaz de comprender ni una palabra de las que Edward le dirigió en portugués al conductor y adivino que se dirigían hacia un hotel antes de la siguiente etapa de su viaje. Cuando Jacob comprendía eso, sintió una aguda punzada justo en la boca del estómago, algo que se acercaba mucho al miedo a salir a escena.

El taxi continuó atravesando las multitudes como enjambres, hasta que se fueron disipando de algún modo y pareció que se acercaban al borde exterior occidental de la ciudad, en dirección al océano.

Se detuvieron en los muelles.

Edward encabezó la marcha hacia la larga línea de blancos yates amarrados sobre el agua, negra como la noche. Se detuvo ante la embarcación más pequeña de todas, y también la más esbelta, obviamente la habían construido pensando en la velocidad y no en el espacio. Aun así, tenía un aspecto lujoso y gracioso. Él saltó dentro y Jacob lo siguió con la misma ligereza pese a las pesadas maletas que acarreaba. Las dejó caer sobre la cubierta y miro hacia la ciudad. En verdad era una vista impresionante.

Observo en silencio cómo aparejaba el navío para partir, sorprendido de lo habilidoso y acostumbrado que parecía a esta tarea, ya que nunca le había oído antes mencionar que sintiera interés alguno por la navegación; pero claro, era bueno en casi todo lo que emprendía, como siempre.

- ¿Desde cuándo sabes navegar? — dijo Jacob ayudándole

- Cosas que se aprenden por ahí — respondió sonriendo

- Engreído — le susurro Jacob al oído abrazándolo por la cintura besándole el cuello

- Jacob — gimió Edward

- Ya eres mío — susurro mordiéndole el cuello suavemente

- Espera a que lleguemos — gimió el vampiro sonriendo

Cuando se dirigían hacia oriente por el océano abierto, Jacob reviso en su mente sus conocimientos básicos de geografía. Por lo que podía recordar, no es que hubiera mucho al este de Brasil... a menos que pensaran en ir a África.

Pero Edward aceleró mientras las luces de Río se atenuaban y luego desaparecían a sus espaldas. En el rostro tenía grabada su familiar sonrisa llena de júbilo, la misma que le producía cualquier forma de velocidad. El barco se sumergió en las olas y los roció con las salpicaduras procedentes del mar.

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