65 Poder

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La respiración de Esme sonaba entrecortada a sus espaldas. Se adelantó, acariciándoles los rostros al pasar, para situarse junto a Carlisle.

Se tomaron de la mano.

De pronto, se vieron rodeados por una sucesión de palabras de despedida y frases de cariño dichas a media voz.

- Te seguiré adonde quieras si sobrevivimos a esto, mujer — le aseguró Garrett a Kate con un susurro.

- A buenas horas me lo dices... — murmuró ella.

Rosalie y Emmett intercambiaron un beso rápido, pero cargado de pasión.

Tía acarició el semblante de Benjamín; éste le devolvió la sonrisa con alegría, le tomó la mano y la sostuvo junto a su mejilla.

Bella no terminó de ver todas las manifestaciones de amor y dolor, pues el escudo percibió una repentina alteración en el aire que atrajo su atención. No era capaz de determinar su procedencia, pero se percató de que estaba dirigida a los extremos de su grupo, en especial a Siobhan y Liam. La presión no causó daño alguno y luego desapareció.

No se manifestó ningún cambio en las formas calladas e inmóviles de los ancianos en conciliábulo, pero tal vez me había perdido alguna señal.

- Prepárense — susurró la chica a los demás —. Está a punto de empezar.

Una de las vampiras que custodiaban a los Vulturis se concentró en mirar fijamente a los Cullen y sus amigos

- Chelsea intenta romper nuestras ligaduras, pero no logra encontrarlas — le susurró Edward a Bella —. No nos siente aquí — ¿Es cosa tuya? — esta le dedico una sonrisa fiera.

- He terminado con todo eso.

De pronto, Edward se alejó de su lado y tendió la mano hacia Carlisle. Al mismo tiempo, Bella sintió una punzada muy aguda en el escudo a la altura donde protegía la luz de Carlisle. No era dolorosa, pero tampoco agradable.

- ¿Estás bien, Carlisle? — inquirió Edward, fuera de sí.

- Sí, ¿por qué...?

- Por Jane — respondió su hijo.

Una docena de ataques punzantes chocaron contra la superficie del escudo en cuanto pronunció su nombre. Doce brillos marcaron las diferentes zonas del impacto. Al parecer, la menuda vampira no había sido capaz de atravesar el blindaje. Bella miró a su alrededor de inmediato: todos estaban bien.

- Increíble — comentó Edward.

- ¿Por qué no han esperado a la decisión? — siseó Tanya.

- Es el procedimiento habitual — respondió Edward con brusquedad — Suelen incapacitar a los acusados en el juicio a fin de impedirles la escapatoria.

Jacob miró al otro lado del claro. Jane contemplaba sus líneas con incredulidad e ira, quizás porque hasta ese momento nadie había aguantado de pie ni uno de sus feroces asaltos, a excepción de ella.

Nadie lo había deducido todavía, pero sabía que Aro iba a tardar medio segundo en suponer, si es que no lo había hecho ya, que el escudo de Bella era mucho más poderoso de lo que él conocía a través de Edward. Era absurdo creer que podía mantenerlo en secreto cuando ya le habían dibujado una diana en la frente a la chica, por lo que le dedico a Jane una enorme sonrisa de presunción.

Ella entornó los ojos y Bella sintió la presión de otra punzada, ésta lanzada directamente contra ella.

Retiró los labios para enseñarle los dientes.

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