62 Argucias

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El descontento de la tropa se expresó con gruñidos y siseos de protesta, y la reacción fue más ostensible que en la ocasión anterior.

- Amo — susurró con ansiedad Renata, siempre cerca de su maestro.

- No temas, querida — repuso él —. Todo está en orden.

- Quizá deberían acompañarte algunos miembros de tu guardia — sugirió Edward —. Eso haría que el resto se sintiera más cómodo.

El líder Vulturis asintió como si esa sabia observación debiera habérsele ocurrido a él. Chasqueó los dedos un par de veces.

- Félix, Demetri.

Los dos vampiros se situaron a su lado en un abrir y cerrar de ojos. No habían cambiado nada desde su último encuentro. Ambos eran altos y de pelo oscuro. Demetri era duro y afilado como la hoja de una espada; Felix, corpulento y amenazador como una garrota con púas de acero.

Los cinco se detuvieron a mitad de camino.

- Jacke, ven con los gemelos — pidió Edward —, y algunos amigos...

Jacob respiró hondo. Se le agarrotó el cuerpo como síntoma de su oposición a la perspectiva de llevar a sus cachorros al centro del conflicto, pero confiaba en Edward. Él sabría si Aro planeaba alguna traición sobre ese punto.

El cabecilla Vulturis había llevado tres protectores a esa conferencia al más alto nivel, por lo que el alfa decidió hacerse acompañar por otros dos. Los eligió en menos de un segundo. Seth sintió el pedido de su amigo en su mente y dio un paso al frente. Jacob se acercó a Emmett, quien se moría de ganas de ir, y lo empujo suavemente con la cabeza

Ambos flanquearon al alfa mientras cruzaba el campo. Se levantó otro runrún de descontento entre las filas de la guardia en cuanto vieron las elecciones del lobo. Era obvio que no confiaban en los hombres lobos. Aro alzó una mano para acallar de nuevo las protestas.

- Tienes unas compañías de lo más interesantes — le comentó Demetri a Edward en un cuchicheo.

El interpelado no le respondió, pero Jacob dejó escapar entre los dientes un sordo gruñido.

Se detuvieron a unos pocos metros de Aro. Edward se deshizo del brazo de Aro y se unió a su familia con rapidez, colocando su mano sobre el cuello de su pareja. Se produjo un momento de silencio cuando se encontraron unos frente a otros. Felix lo miro con curiosidad

Aro ladeó la cabeza con expresión fascinada.

- Escucho el latido de sus extraños corazones — murmuró con una nota musical en la voz —. Huelo sus extraños efluvios — luego, volvió hacia Jacob sus ojos brumosos —. Una unión bastante interesante. ¿Le gustó mi regalo, señor... Cullen? — inquirió cuando fijó la mirada en el collar que llevaba Edward.

- Es señor Black — corrigió Edward — yo tome su apellido. Y en cuanto al regalo, es hermoso y muy, muy generoso de tu parte. Gracias. Tal vez debí enviarte una nota de agradecimiento y corrección del pequeño error.

Aro se echó a reír, encantado.

- Entiendo. Sólo era una chuchería que tenía por ahí. Me pareció un adorno adecuado para el rostro de tu compañero, jamás pensé que se viera mejor en ti.

Se produjo un siseo en el centro de la línea de los Vulturis. Jacob alzo la cabeza para mirar por encima del hombro de Aro. Mmm. Al parecer, Jane no estaba muy contenta con la idea de que su señor le hubiera enviado un presente.

Aro carraspeó para atraer la atención de este.

- ¿Puedo saludar a tus hijos, querido Edward? — preguntó con dulzura.

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