8 Espejo

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A un metro y medio de Bella, el enorme lobo arrancó algo de cuajo y lo separó del cuerpo del vampiro rubio. Un objeto blanco y duro chocó contra las rocas al lado de los pies de Bella, que se deslizo a un lado para apartarse.

Victoria no desperdició ni una sola mirada en el chico al cual había jurado poco antes su amor. Tenía los ojos aún fijos en Bella, llenos de una decepción tan feroz que le daba un aspecto desquiciado.

- No — repitió entre dientes, mientras Jacob comenzaba a moverse hacia ella, bloqueándole su acceso hasta Bella.

Riley estaba de nuevo de pie, con una apariencia contrahecha y demacrada, pero aún capaz de lanzar un perverso golpe hacia el hombro de Seth. Bella escucho cómo se partía el hueso. Seth se retiró y comenzó a girar sobre sí mismo, cojeando. Riley avanzó las manos de nuevo, preparado, aunque parecía que le faltaba parte de una de ellas...

A pocos metros de esta pelea, Victoria y Jacob se miraban. Ella se deslizaba hacia atrás, moviéndose de un lado al otro, intentando encontrar un hueco en su defensa. El seguía su juego de piernas con agilidad, acechándola con perfecta concentración. Comenzaba a moverse justo una fracción de segundo antes de que ella se moviera, adivinando sus intenciones en sus pensamientos.

Seth embistió a Riley de costado y volvió a arrancarle algo que provocó un horrísono y chirriante alarido de dolor. Otro gran trozo blanco y pesado cayó en el bosque con un golpe sordo. Riley rugió de furia y Seth saltó hacia atrás, extrañamente ligero para su tamaño, mientras el neófito lanzaba un golpe hacia él con la mano destrozada.

Victoria se abrió camino en zigzag hacia el extremo más lejano del pequeño claro. Estaba dividida: sus pies la empujaban hacia la seguridad, pero sus ojos mostraban su ansia al clavarse en Bella como si fueran imanes, atrayéndola hacia su lugar. Podía ver cómo luchaban en su interior el deseo ardiente de matar contra el instinto de supervivencia.

Jacob también podía ver eso. Un aullido salió de lo profundo de él. Ella le mostró los dientes y siseó en su dirección, pero parecía incapaz de alejarse de Bella. Sabía que podría huir después. Tendría mucho tiempo para eso. Era lo que hacía siempre. Ese es el motivo por el que la retenía James. Le era útil, pese a su afición a los juegos mortales. Una compañera con un asombroso instinto para la huida. Él nunca debió haberla dejado. Le habrían venido muy bien sus habilidades en Phoenix.

Un rugido brotó entre sus dientes. Tal vez era tonto malgastar tanta energía vengando a alguien que sintió menos afecto por ella que un cazador por su perro. Que no fue para él nada más que alguien oportuno. Pero lo amaba. Lo amaba como Riley la amaba a ella.

Con un aullido estrangulado, Victoria se precipitó contra los árboles de nuevo, moviéndose hacia un lado. Jacob respondió y el baile comenzó de nuevo. Justo entonces, el puño de Riley alcanzó el flanco de Seth y un gemido bajo se ahogó en la garganta del lobo gigante. Seth retrocedió con los hombros encogidos, como si intentara sacudirse el dolor.

Si hubiese podido, Bella le hubiese rogado a Riley, pero no le funcionaron los músculos para abrir la boca o para expulsar el aire de sus pulmones. El lobo era solo un niño. ¿Por qué no habría huido Seth? ¿Por qué no lo hacía ahora?

Riley estaba cerrando de nuevo la distancia entre ellos, empujando a Seth contra la pared de roca donde Bella se encontraba. Victoria pareció de pronto interesada en el destino de su compañero. Podía verla mirando de reojo, juzgando la distancia entre Riley y Bella. Seth atacó de nuevo a Riley, que se vio obligado a retirarse y Victoria siseó.

Seth ya no cojeaba. Dando vueltas, se topó con la espalda de Jacob, rozando cola con la cola. Ella apretó los dientes, intentando mantener concentrada su atención sólo en Jacob. Sin embargo miró más de cerca de Seth ¿Acaso era el monstruo cuyo rastro siguió James desde Siberia?

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