60 Fin Del Plazo

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Pensó que ese hurto pasaría desapercibido con mucha más facilidad en aquel dormitorio que en cualquier otro, pues todos se entristecían al pasar por allí. Metió en la mochila el sobre con el carné de conducir y los pasaportes falsos encima del dinero. Luego, se sentó en la esquina de la cama de Alice y Jasper y contempló el insignificante paquete. Eso era cuanto podía darles a sus hijos y a sus mejores amigos para que salvaran la piel. Se dejó caer hacia el poste de la cama, vencido por la impotencia.

Pero ¿qué otra cosa podía hacer?

Permaneció sentado y con la cabeza gacha durante varios minutos antes de que se le ocurriera el atisbo de una idea.

Si...

Si daba por bueno que Seth, Bella y los gemelos iban a escapar, eso equivalía a asumir que Demetri tenía que morir. Y este hecho concedía un cierto respiro a los posibles supervivientes, Alice y Jasper incluidos.

En tal caso, ¿por qué no iban a ayudar a Seth, Bella y a sus hijos? Elijah y Renesmee gozaría de la mejor protección imaginable si se reunían y no había motivo alguno para que eso no ocurriera, salvo por el hecho de que los gemelos y el licántropo eran puntos ciegos para Alice. ¿Cómo podía ella empezar a buscarlos?

Le estuvo dando vueltas durante unos segundos antes de salir de la estancia en dirección al dormitorio de Carlisle y Esme. Como de costumbre, el escritorio de Esme estaba abarrotado de planos y guías, todo apilado en cuidados y altos montones. Encima de la superficie de trabajo tenía varios compartimentos, uno de los cuales estaba destinado a los útiles de papelería. Tomó del mismo una hoja en blanco de papel y un bolígrafo.

Entonces se quedó mirando a la marfileña página en blanco durante sus buenos cinco minutos, concentrándose en su decisión. Alice tal vez no podría ver a Seth o a los gemelos, pero sí podía verlo a él desde que imprimo a Edward. La visualizo contemplando este momento, esperando con nerviosismo que no estuviera demasiado ocupada para prestar atención.

Lenta, deliberadamente, escribía las palabras «RIO DE JANEIRO» ocupando toda la página.

Río le parecía el mejor lugar para indicarles: estaba muy lejos de aquí, Alice y Jasper ya se encontraban en Sudamérica según nuestras últimas informaciones y no es que sus viejos problemas hubieran dejado de existir porque los de ahora fueran peores: todavía quedaba el misterio del futuro de los gemelos, el terror de la celeridad de su crecimiento. Él y Edward se habrían dirigido hacia el sur de todas formas. Ahora el trabajo de Seth y Bella, y con suerte el de Alice, sería rastrear las leyendas.

Inclinó la cabeza ante una necesidad repentina de sollozar, apretando los dientes. Era mejor que Renesmee y Elijah continuara sin él, pero ya los echaba tanto de menos que apenas podía soportarlo.

Inhaló un gran trago de aire y puso la nota al fondo de la mochila donde pronto la podría encontrar Seth. Cruzo los dedos para que Seth al menos hubiera escogido el castellano como asignatura optativa, ya que era poco probable que en su instituto se impartiera el portugués.

No quedaba ya nada, salvo esperar.

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Durante dos días, Edward y Carlisle permanecieron en el claro donde Alice había visto llegar a los Vulturis. El mismo lugar donde se produjo la matanza de los neonatos de Victoria. Bella se preguntó si Carlisle sentiría la situación como algo repetitivo, como un déjà — vu.

Imaginaban que los Vulturis estarían rastreando a Edward o a Carlisle. Jacob si preguntaba si les sorprendería que su presa no huyera. ¿Les haría esto comportarse de un modo más cauteloso? Por lo que sabía de los antiguos, no se le pasaba por la cabeza que los Vulturis sintieran ni siquiera una necesidad lejana de ser prudentes.

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