33 Tic, tac, tic, tac, tic, tac

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"Eh, Jake, tenía entendido que querías que volviera al anochecer. ¿Cómo no has hecho que Leah me despertase antes de quedarse frita?"

"Porque no necesité tu ayuda. Todavía sirvo para esto."

Seth ya se estaba dirigiendo hacia la mitad norte del perímetro, la que había elegido.

"¿Alguna novedad? No. Nada de nada."

"¿Has explorado algo?"

El chico se había percatado de uno de los trayectos alternativos de Jacob cuando este apareció. Se fue derecho hacia el nuevo sendero.

"Sí, estuve dando una vuelta por ahí, ya sabes, sólo para comprobar si los Cullen iban a salir de caza.

"Bien pensado."

Seth dio media vuelta y se encaminó hacia el perímetro principal.

A Jacob le resultaba más cómodo correr con él que con Leah. Todos los pensamientos de la joven Clearwater tenían un punto cortante, a pesar de que ella intentaba controlarse. Y en serio lo intentaba, pero la realidad era que la muchacha no quería estar allí, toleraba a regañadientes la moderación de la postura de su Alfa hacia los vampiros y tampoco acababa de digerir la confortable camaradería establecida entre su hermano y los Cullen, cuyos vínculos de amistad eran cada día más fuertes.

Resultaba, como poco, curioso, ya Jacob que había temido ser él el principal obstáculo. La loba y él siempre habían andado a la greña cuando estaban en la manada de Sam, pero ahora no había rechazo alguno contra este, sólo contra los Cullen. ¿Por qué? Tal vez la respuesta se reducía a una cuestión de mera gratitud por no obligarla a marcharse o quizá porque ahora Jacob comprendía mejor su hostilidad. Fuere como fuere, patrullar con Leah no resultaba tan malo como había esperado, ni por asomo.

Aunque seguía siendo quisquillosa en todo lo demás. La comida y las ropas enviadas por Esme habían ido a parar al río de inmediato, a pesar de que el Alfa se había comido su parte para dar ejemplo de abnegación y sacrificio; sólo por eso, y no porque tuviera un olor de lo más apetitoso una vez lejos del ulcerante hedor vampírico. Además, a eso del mediodía había cazado un alce pequeño, pero la presa no había satisfecho del todo su apetito y le había puesto aún de más más molesta, porque a Leah le reventaba comer carne cruda.

"¿Y si damos una pasada rápida por el este?", sugirió Seth. "Nos adentramos bien hondo y verificamos si están o no al acecho en esa zona".

"Algo así estaba pensando", coincidió Jacob, mientras empezaban a corretear, "pero dejémoslo para cuando estemos despiertos los tres. No quiero bajar la guardia. En todo caso, deberíamos hacerlo antes de que los Cullen hagan una salida. Tendrá que ser pronto."

"Está bien."

Aquello hizo pensar a Leah

Si los vampiros eran capaces de abandonar sin percances las inmediaciones de la casa, en realidad no tenían problema para seguir viaje. Lo cierto era que lo más conveniente habría sido que se hubieran marchado en cuanto Jacob abandono la manada. Estaba segura que tenían medios para permitirse otras guaridas y también contaban con amigos en el norte. La respuesta era manifiesta: «Tomen a Edward y márchense». Parecía la solución obvia a todos sus problemas.

Tal vez debería sugerírselo a Jacob, aunque tenía pánico de que le hicieran caso, pues no deseaba tener que volver a ver a Sam.

"Ya lo he hablado con Carlisle" dijo Jacob

"¿Qué?"

"Ir con el aquelarre de Tanya o algo parecido, a cualquier sitio lo bastante lejos como para que Sam no nos persiga"

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