El Asesino de mi Hermano

Epílogo II

(Emma)

        

Solté un pequeño grito de emoción y me lancé a abrazarlo.

Escuché su risa mientras coloca sus brazos a mí alrededor. Había pasado tanto desde la última vez que escuché su voz.

Lo abracé durante otros segundos cuando caí en la cuenta de que estaba muerto. Me separé de él, seguía con la sonrisa en su rostro.

—       Espera un segundo... se supone que estás muerto. — dije.

—       Se supone. — se encogió de hombros.

—       ¿Y qué rayos haces aquí? ¡Estás muerto! — exclamé.

Estaba confundida y, de cierto modo, algo enojada.

—       Emma, trata de calmarte. Que te parece si me dejas pasar y te prometo que explicaré todo adentro. — puso sus manos sobre mis hombros.

Asentí y me hice a un lado para que entrara, no había notado que traía una mochila colgada de un hombro. Cerré la puerta y lo seguí hasta la sala. Observaba todo el lugar como si de un mundo nuevo se tratara.

Dylan y Thomas me miraron con una ceja alzada, hice un arma con mis manos y simulé dispararme en la sien. Rieron por lo bajo y Ryan negaba con la cabeza divertido.

—       Chicos, él es... Thomas, su tío. — les dije a los gemelos.

Thomas alzó ambas cejas y Dylan frunció el ceño. Eso lo heredó de mí.

Dylan sacudió levemente su cabeza y se acercó a Thomas, le extendió su mano y le mostró una sonrisa pequeña.

—       Soy Dylan.

—       Mucho gusto. — Thomas estrechó su mano.

Una de las cosas que Thomas Daniels no podía dejar de hacer: sonreír.

Thomas imitó a Dylan y también se acercó.

—       Thomas. — el Thomas de cabello castaño le sonrió al rubio.

—       Es un placer... ¿Pequeño Thomas? — mi hermano rio un poco y estrechó su mano.

—       Si. — también rio.

Ryan se acercó a mí, todo esto era raro para todos.

—       Thomas. — lo llamé, mi hijo y mi hermano voltearon, será difícil. — Thomas rubio, — reí — él es mi esposo, Ryan.

—       Un placer, Ryan. — le extendió su mano.

—       El placer es mío.

Demasiado raro.

Luego de unos minutos, todos estábamos sentados en la sala esperando a que Thomas contara todo lo que necesitábamos saber.

Él estaba sentado en el sofá entre los gemelos, Ryan en el reclinable de cuero negro y yo sobre la pequeña mesa frente al sofá.

—       Bueno... ah... recuerdan que yo "morí." — hizo comillas con sus dedos.

Todos asentimos.

—       Que hicieron un funeral, todos sufrieron y muchas cosas más, bueno, yo nunca estuve en ese almacén, nunca con Kevin, Ryan nunca me disparó y nunca morí o algo parecido. Todo ese tiempo estuve en París, fui enviado allá para encargarme de un grupo de terroristas. Luego de vivir un tiempo en París volví a Estados Unidos, por casualidad llegué a Denver, había decidido vivir allá un mes cuando una tarde, caminando por un parque veo a cierta personita jugando con su celular en uno de los bancos.