Capítulo 12: Will.

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¡Sí! Al cabo de una hora tenía veinticinco dólares, la gente es tan generosa en esta ciudad... ¿Quién me lo creyó? ¿Nadie? Pues no, en esta ciudad no les importa nada. Pude ganar veinte dólares amenazando a las personas con mi arma. Malditos tacaños egoístas.

Estaba comiendo un hot dog, tenía cincuenta dólares, pero no, estas cosas cuestan veinticinco dólares ¡MALDITOS-TACAÑOS-EGOISTAS!

Terminé de comer, tenía que buscar alguna tienda o algo, necesitaba dinero y rápido. Había una tienda de ropa interior, si, raro pero habían muchas chicas dentro. Será fácil Emma, solo entra, saca tu arma, di algo como "Todo el dinero de la caja, rápido" con expresión de "Tengo un arma y no tengo miedo de usarla, mierdas" tomas el dinero, lo guardas en el bolso y sales. ¡Usa el gorrito de la chaqueta y las lentes de sol! La vocecita no era tan mala después de todo. Me coloqué los lentes, acomodé mi gorrito de modo que no se viera mi rostro y entré, fui directo a la caja, la chica estaba leyendo una revista mientras mascaba chicle muy ruidosamente.

— ¿En qué puedo ayudarte? — dijo sin mirarme, con fastidio y con una voz tan chillona que no parecía real.

— Sí, todo el dinero de la caja. — le dije con una sonrisa, la cual borré de mi rostro en un segundo poniéndome seria, saqué mi arma y dejé que se viera solo un poco - Rápido.

La chica abrió los ojos como platos al ver mi arma, se dispuso a sacar todo el dinero y lo puso en el mostrador.

— Llévatelo todo, pero por favor no me hagas nada. — dijo apresuradamente, yo tome el dinero y lo metí en el bolso, le regalé una sonrisa engreída a la chica y salí de allí. Luego tendría tiempo de contarlo.

¡Mil cuatrocientos sesenta y cinco dólares! No sabía que ese tipo de tiendas vendía tanto. Eran las seis y cuarto y empezaba a oscurecer, esta noche no dormiré en el parque, buscare un hotel y mañana me largo a Glenwood Springs, Utah. Estaba parada frente a la entrada del hotel, había una alfombra color sangre que conducía hasta las puertas de cristal, en la azotea de uno de los edificios había un gran letrero decorado con la palabra "Fantasy" en letras azules, fondo dorado y bombillas blancas alrededor de este. Decidí entrar ya que este es el primer hotel que encuentro y quizás el ultimo. Al entrar pude escuchar la hermosa melodía de un piano, el vestíbulo es enorme, el suelo de caoba, unos sofás de cuero negro, en el centro de estos había una mesa de cristal con unos tulipanes como centro, cuadros del campo, conozco algunos ya que son de Tennessee, columnas de mármol blanco, un hermoso candelabro de cristal colgaba del techo, a unos quince metros de los sofás estaba un hombre tocando el piano de cola negro que escuche hace rato. Yo resaltaba mucho en este lugar, todos vestidos con vestidos y trajes, hasta los niños y yo solo con unos jeans, botas y una chaqueta negra.

— Hola, — un chico me saludo divertido, debió ser por cómo estaba vestida, tiene el cabello negro, ojos azules y una sonrisa contagiosa, usaba una chaqueta roja al igual que sus pantalones, con zapatos negros y una pequeña placa de identificación donde decía su nombre. — no estas registrada ¿Cierto?

— No, — respondí con un suspiro — estaba buscando un lugar donde pasar la noche, ayer tuve que dormir en una banca del parque. Soy Emma. — extendí mi mano hacia él.

— Will, — tomó mi mano y la estrechó. — y como te conocí me dará lastima decirte esto. — Soltó mi mano, que no sea lo que yo creo que es por favor, por favor, por favor. — Ya no hay habitaciones disponibles

¡ME CAGO EN TODO EL ARBOL GENEALOGICO DE RYAN COLEMAN! Esto no podía pasarme.

— ¿Ya no hay? ¿Ni una? — Negó con la cabeza, estaba jodida, muy jodida. — Maldita sea. - maldecí por lo bajo, no quería que me escuchara pero creo que lo hizo porque se estaba aguantando una carcajada.

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora