Capítulo 8: Solo una pesadilla.

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Abrí los ojos, estaba acostada en... ¿Césped? Sí, es césped. Me senté e hice una mueca al darme cuenta de que traía un vestido blanco y no traía zapatos, miré alrededor y solo pude ver más césped, estaba en el campo, supongo. Estaba oscureciendo, pude ver que el sol se ocultaba siendo reemplazado por la luna, las estrellas reemplazando a las nubes, la oscuridad se apodero del lugar, solo estaba la luz proveniente de la luna.

A unos metros de mi pude ver a un ave entre las flores, era muy pequeña como para ser una paloma, me acerque a ella y era un pequeño pájaro negro, siempre veía unos cuantos en el jardín de los vecinos pero nunca supe cómo se llaman. El pájaro abrió sus alas y se fue volando hacia un árbol. Pude escuchar unos chillidos, los escuchaba lejos pero los escuchaba más fuertes como si se acercaran a mí, me volteé y unos murciélagos venían hacia mí, querían atacarme, caían en picada como las aves, me incliné en el momento justo, las ratas voladoras pasaron sobre mi sin tocarme un pelo. Cuando estaba fuera de peligro me incorporé para ver a donde se dirigían, desaparecieron. La luna tenía un tamaño particular, para mí. Escuché unos gemidos, se hacían más y más fuertes hasta convertirse en un grito, era un chico. Estaba acostado, viendo el cielo. Pude ver que traía una camisa blanca holgada, jeans y sin zapatos, visualicé una mancha de sangre en su camisa, corrí hacia el para ver si podía ayudarlo. Me senté a su lado.

- Oye, tranquilo, - le costaba respirar. - quiero ayudarte. - estaba desabrochando su camisa.

- No Emma... mi espalda. - dijo entre jadeos.

¿Cómo sabia mí nombre?

- ¿Cómo sabes mí...? - me quedé paralizada, cuando me senté a su lado solo vi su camisa ensangrentada, no su rostro. Su cabello rubio, ojos verdes, su piel blanca. Es mi hermano - ¿Thomas?

- Emma, déjame... es muy tarde, - empezó a respirar más lento. - déjame.

- ¿Qué? ¡No! No te dejare, no otra vez. - mi voz se quebró, una lagrima se escapó y se resbalaba por mi mejilla.

Puso su mano en mi mejilla y seco la lágrima con su pulgar

- Estaré bien, necesito que te vayas, él va a volver.

- No me importa, no te dejare. - tomé su mano y entrelacé nuestros dedos.

- Aww, que tierno. - una voz se escuchó a pocos metros de nosotros, volteé a ver y era El Imbécil, traía con él una M1911, iba a hacerlo. - ¿Quién es ella, Tommy?

Thomas tosió.

- No te atrevas a tocarla.

- Mmm... no es tu novia, estoy seguro - achicó sus ojos - y tienen cierto parecido - abrió sus ojos como platos y soltó una carcajada. - ¿Cómo no lo vi? Obviamente es tu hermana, - dijo mientras se acercaba. - es muy bonita.

- No te acerques, - le dije mientras me incorporaba - hablo en serio.

- ¿Odiabas a tu hermano? Parece que me ayudaste. - sonrió de medio lado, mire el vestido y tenía el abdomen y casi toda la falda ensangrentada, como si me hubieran arrojado un globo lleno de sangre y esta hubiera resbalado por el vestido y marcando sus pasos.

- Trataba de ayudarlo, también quería encontrarte. - dije, seria.

- ¿A si? - una sonrisa pícara atravesó su rostro, estaba a menos de un paso de distancia. - ¿Para qué?

- Para esto... - me acerque a él y con toda mi fuerza choqué mi puño contra su mejilla, él se tambaleo un poco y se llevó la mano a la mejilla.

Risas, se estaba riendo, se incorporó aun con la mano en su mejilla me miro.

- ¿Sabes? Te haré pagar por lo que hiciste. - estaba sonriendo y apunto su arma a la cabeza de Thomas, abrí mis ojos como platos, metí la pata. - Despídete de tu hermanito.

Y disparó.

Abrí mis ojos de golpe, seguía en el autobús, mi respiración era pesada, miré a todos lados, estaba sudando. Todo fue un sueño, el pájaro, los murciélagos, el césped, la luna, los árboles, el vestido, el arma, Ryan, la sangre y Thomas.

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora