Capítulo 18: Lo siento.

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(Ryan)

Caminábamos al borde de la carretera, ya pasamos por St. George, hace unas cinco horas (en ese entonces eran las cinco de la mañana) salimos de Cedar City directo a Beaver. Hacía un calor de mierda pero el cielo estaba nublado, mi muñeca me dolía cada vez más gracias a esa cosa de metal. Maldito F.B.I. Gracias a ese imbécil que nos esposo no nos duchamos hace cinco días, es asqueroso, y si, a mí me gusta estar limpio.

-        ¿Habías hecho esto antes? Digo, caminar por la carretera hacia algún lugar

-        Si, – me respondió cortante – es la segunda vez que lo hago

-        ¿Cuál fue la primera?

-        Llegue a Las Vegas caminando

Asentí, ninguno estaba para conversaciones, debíamos racionar el agua y hablar no sería de mucha ayuda. Emma aun usaba esa chaqueta negra, no sabía por qué pero la seguía usando y la protegía a toda costa.

-        ¿Por qué sigue usando esa chaqueta cuando esta esté puto calor?

-        Porque si – ni siquiera me miro, se limitó a frunció el ceño –

-        Podemos cortarla, así te la quitas y…

-        ¡No! – exclamó, deteniéndose y mirándome como si estuviera preparándose para saltarme encima y arrancarme los ojos con sus uñas – Me quitaste a mi hermano, esto – dijo mientras apuntaba a la chaqueta – es una de las pocas cosas que me quedan de Thomas y no permitiré que me lo quites también

-        ¡Perdóname por querer ayudarte!

-        ¡No necesito tu ayuda! – nos estábamos gritando mutuamente –

-        ¡Por quinta vez en este día yo no escogí vivir de esa forma – le grite ignorándola – y digo “quinta vez en este día” porque desde hace cinco días te lo digo cada vez que sacas el tema!

-        ¡Claro que escogiste vivir así! ¡Nadie viene y te dice “Oye tú, cuando seas mayor serás asesino” N.A.D.I.E!

-        ¡Obviamente eso nunca pasa pero yo no tuve elección!

-        ¡Todo el mundo tiene elección!

-        ¡No quiero hablar del tema! – eso ultimo lo grite más fuerte –

Emma corrió su cabello al lado derecho de modo que no podía verle el rostro, tenía la vista fija en la carretera.

¿Y ahora qué le pasa? Pensé, fruncí el ceño e intente verle el rostro sin que lo notara, intento fallido. En cuanto respiro profundamente note que tembló un poco.

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora