Capítulo 17: Conociendo al enemigo...

3.7K 179 8
                                    

Recuérdenme no volver a tomar un maldito taxi en Las Vegas. Ese tipo conducía como un PUTO CERDO CIEGO.

Estaba en la esquina de la calle cuatro, recordando las indicaciones de Shepley gire a la derecha, estaba trotando para poder llegar rápido. Estaba trotando por la mitad de la segunda cuadra cuando me tropecé con una señora mayor.

- Disculpe señora, lo sien... - comencé a decir deteniéndome, pero ella me corto -

-  ¡Nada de disculpas, muchacha del demonio! - me grito la muy insolente vieja -

- ¿Pero que mier...? - me moví a la derecha como flash para poder evitar el golpe con el bastón que esa mujer intento estampar en mi cabeza -

Salí corriendo de eso, mucho creerán que podía detenerla con el arma pero capaz y le entraba un infarto en cuanto le mostraba mi arma. Y no quiero matar a alguien… por ahora. Al menos estos jeans me permiten correr.

-        ¡¡¡AUNQUE CORRAS, NO TE PODRAS SALVAR DE IR AL INFIERNO!!!

¿Qué mierda tienen las personas en esta ciudad? Esa vieja se ira al carajo, tú y yo sabemos perfectamente bien eso. Al fin estoy de acuerdo con la vocecita de mierda de mi cabeza. De alguna manera, tal vez todos estemos locos… Nah, solo esa vieja.

Termine de recorrer las tres cuadras y gire a la izquierda, estaba corriendo, necesitaba llegar lo antes posible al bar. Y allí estaba, un barrio de mala muerte, la estructura a punto de caerse a pedazos y a la esquina derecha un bar con un letrero del azul del cielo nocturno con la palabra “Midnight” escritas en letra cursiva blanca y con pequeñas bombillas blancas simulando las estrellas.

Fui directo a la estructura y detrás de un muro destrozado escondí mi bolso no sin antes guardar el arma en el bolsillo de mi chaqueta.

 

Aquí vamos, Emma. No hay vuelta atrás. Si te jodes, te jodes, si te matan, te matan. Okay, aquí vamos…

Mi mano estaba aferrada al arma, no podía soltarla, sentía que si la soltaba estaría perdida.

Empuje la puerta de madera del bar atrayendo la atención de todos los presentes. El lugar era jodidamente oscuro, solo unas lámparas que colgaban del techo iluminaban un poco la mesa de billar, la barra y cinco mesas cerca de la puerta, el resto era una oscuridad del infierno.

Estaba casi repleto, dos tipos con tatuajes y chaquetas de cuero estaban en la mesa de billar, una chica estaba apoyada en la pared cerca de la barra, llevaba una falda ajustada negra que no le cubría ni la mitad del muslo y un top plateado, también unos chicos que parecían tener dieciocho años en una mesa y la barra casi desierta de no ser por  un hombre con traje que tenía siete vasos enfrente.

-        ¿Qué se te ofrece? – me pregunto el hombre tras la barra cuando me senté, usaba un delantal blanco sobre una camisa roja, también tenía barba -

-        Estoy buscando a alguien. – dije en un tono más serio del que creí usar – Ryan Coleman ¿Te suena?

-        Si, el imbécil está vendiendo su mercancía allá atrás, – apunto con el pulgar a la pared detrás de él. Así que no soy la única que lo llama imbécil – si quieres hablar con él es el momento indicado, debes esperar a que termine con el chico que llego antes. No debes interrumpir sus negocios, no le gusta.

-        No se preocupe, él y yo nos entendemos bien - hice una mueca y salí del lugar –

Di la vuelta al lugar hasta encontrarme con un callejón sin salida, estaba desierto así que entre, al llegar al fondo pude ver un pasillo a la derecha, al fondo estaban un chico de catorce años de pie frente a un… ¿Hombre? Si, un hombre.

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora