(Emma)
Semana dos. Día tres.
Habíamos terminado de almorzar, Mia vino y su cabello volvió a ser totalmente negro. Creo que a Will le gusta más así, la mira mucho. Eran las cinco, almorzamos bastante tarde.
Estaba sentada sobre mí cama con las piernas cruzadas mientras jugaba Flappy Bird en mi celular. Maldito juego adictivo, hijo de su mami.
Ryan escudriñaba por segunda vez en mi bolso, supongo que buscaba su cepillo de dientes. No le di importancia y seguí jugando hasta que perdí. Dejé mi celular a un lado y tomé mí cabello para trenzarlo.
- ¿Qué es esto? – Ryan sacó una camisa del bolso.
- Una camisa, imbécil. – dijo Will con voz de bobo.
Ryan lo miró incrédulo, reí, yo seguía trenzando mí cabello pero vi su rostro gracias a la vista periférica.
- Eso ya lo sé animal de Dios, pero no es mía.
Esta vez vi la camisa y pude reconocerla, esa camisa de cuadros azul con pequeñas líneas blancas y negras que yo le había regalado, esa que tanto me gustaba y que cubrió el torso de mi hermano durante muchísimo tiempo.
Me levanté y la tomé de las manos de Ryan, sentí la suave tela de nuevo. Alcé la vista y Mia tenía una mirada de preocupación.
- Emma…
Devolví mí atención a la camisa. Ella sabía exactamente qué haría.
- Emma, no lo hagas.
Pero era inevitable, siempre lo hacía con sus chaquetas o camisetas.
- Te arrepentirás luego.
No me importaba.
Llevé la tela hasta mí rostro, cerré los ojos e inhalé profundamente. Aún tenía su olor.
En mi mente aparecieron recuerdos de Thomas sonriendo, abrazándome, de nosotros jugando basketball, de él ayudándome a estudiar ciencias. Mientras recordaba eso juro que escuché la risa de Thomas, hasta que un recuerdo no muy lindo vino a mi cabeza, era el abrazándome mientras yo lloraba en su hombro y escuché el “Todo estará bien, lo prometo” que me dijo cuándo papá nos abandonó.
Abrí los ojos y aparté la tela de mi rostro.
- Emma… ¿Estás bien? – me preguntó mia mientras ponía una mano en mí hombro.
Le mostré una sonrisa triste.
- Si.
Y no mentía, estaba perfectamente bien, solo algo… nostálgica.
- ¿Segura?
- Mia, estoy perfectamente bien, no tienes de que preocuparte.
Me voltee a ver a Ryan, su rostro también reflejaba preocupación. Tuve que alzar un poco la vista.
- ¿Podemos ir a la azotea? – le pregunté.
- Por supuesto. – murmuró.
Guardé mis auriculares en mi bolsillo junto con mi celular, y le entregué a Ryan los suyos.
Necesitaba estar sola y no penar en nada por un largo rato. No podría estar sola, pero me gustaba que Ryan se comportara como siempre lo hacía en momentos así.
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El Asesino de mi Hermano
HumorImagina que la persona que más amas en el mundo muere, horrible ¿No es cierto? Eso le pasó a Emma Daniels, su hermano murió en la guerra. Era la persona más importante en su vida, por eso ella ira a vengar su muerte, quiere que el imbécil que asesin...