Capítulo 28: El parque.

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(Emma)

Semana uno. Día tres.

 

Desperté gracias a unos golpes a la puerta, al abrir los ojos me di cuenta de que mis pies estaban sobre las almohadas, y Ryan estaba a mi lado, sus piernas estaban fuera de la cama. Él también estaba despertando.

-        ¡Ya voy! – exclamó Will.

-        Cállate, Will, es muy temprano. – le regañamos.

El abrió la puerta y Mia entró con una sonrisa, usaba un short blanco, una camiseta gris con la palabra “Beautiful” en letra cursiva y de varios los colores y unas zapatillas rojas.

-        Hola. – le saludó Will con una sonrisa de lado.

-        Hola. – estoy segura de que casi se sonroja la muy pendeja.

Miré a Ryan con una ceja alzada, él hizo un corazón con sus manos.

-        ¿En serio? – murmuré.

Asintió.

-        Mia igual.

-        ¿Me estas jodiendo? – murmuró divertido.

Negué con la cabeza.

En ese momento las ganas de reír me llegaron con todo y cubrí mi boca para contenerlas. Al parecer a Ryan también ya que hizo una mueca rara y su respiración estaba descontrolada.

-        ¿A ustedes que les pasa? – nos preguntó Mia.

Esa simple pregunta nos hizo estallar a carcajadas de una manera única.

-        ¿Qué comeremos? – pregunté.

-        No lo sé, yo solo sé que hoy no tengo trabajo. – Will hizo un baile extraño.

Me había cambiado mis jeans por un short rojo y los Converse por botas, es extraño que estamos a inicios de Septiembre y haga calor. Ryan se cambió los jeans oscuros por unos blue jeans y se dejó las Converse, fue difícil pero lo logramos y nadie vio nada.

-        Eso es lo de menos, William. – dijo Ryan burlón.

-        No me digas William. – Will rodó los ojos.

-        Está bien, te diré Brujo. – Ryan rio.

-        Harás que te golpee de nuevo, Ryan. – amenazó Will con una mano alzada.

Ryan se apresuró a tratar de esconderse detrás de mí mientras me abrazaba.

-        ¡No me golpees! – exclamó.

Mia me miró con ambas cejas alzadas y una sonrisa pícara, rodé los ojos.

-        Bien – dijo Will alargando la “e” y de mala gana -, iré a buscarles algo de desayuno, par de muertos de hambre.

Ryan y yo chocamos nuestras manos, hace diez minutos que intentamos que Will fuera a Starbucks a comprar nuestro desayuno y lo logramos.

-        Vuelvo en treinta minutos, - se puso una chaqueta negra y tomó sus llaves – no rompan nada.

-        Si, papá. – dije divertida.

-        Si fuera su padre los desheredaría. – murmuró antes de salir.

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora