Extra 3: El Combo de McDonalds.

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(Ryan)

 

Estaba sentado, mis codos apoyados en mis rodillas y no podía dejar de mover mis pies. Estaba nervioso.

Will dijo que iba a conseguirme algo de comer y para que me relaje un poco.

Lo único que me calmaría en estos momentos seria seis tragos de Vodka – pensé.

Will se sentó a mi lado y me entregó una lata de soda de uva.

-        ¿Intentas que me relaje pero me das soda? – pregunté divertido.

-        Recuerda que estamos en un hospital, es lo mejor que pude encontrar.

¿Mencioné que estoy en la sala de espera un hospital? ¿No? Ups.

Estamos en el hospital porque, se supone, en estos momentos está naciendo mi hijo o hija. Sí, yo, Ryan Jacob Coleman seré padre en cualquier momento.

Mia esta con Emma.

-        ¡Maldita sea! – sonreí cuando escuché el grito de Emma.

Abrí la lata de soda y bebí la mitad en un par de sorbos.

-        Así que… seré tío. – Will sonrió.

-        Sí y espero cuides bien a mi hijo o hija cuando lo necesite… y no le enseñes a hacer brujería y mucho menos invocar espíritus.

-        Tantos años y aún no superas tu mierda.

Ambos reímos, desde que Emma y yo dejamos Denver para escaparnos a Londres tuve un cambio drástico en mi vida.

-        ¡No venga usted con su mierda! – Will y yo explotamos a carcajadas con ese último grito de Emma.

Después de pocos segundos nos calmamos.

-        ¿Cómo… cómo crees que la esté pasando… Emma? – Si Will seguía riendo así en poco tiempo uno de sus pulmones podría explotar.

-        No creo que se esté divirtiendo allí adentro.

Si Will quería que me relajara, lo logró.

-        ¿Quieres un sándwich? – le pregunté mientras me levantaba.

Estaba a punto de responder cuando Emma grita:

-        ¡¿Qué?!

Fruncí el ceño, eso fue extraño.

Cinco segundos más tarde Mia corría hacia donde estábamos.

-        ¡Ryan! – me llamó, aunque ya yo le prestaba atención.

-        ¿Qué sucede? ¿Le pasó algo a Emma? – putos nervios.

-        No, no, Emma está bien. – ella estaba sonriendo ¿Por qué carajos estaba sonriendo?

-        Entonces dime que pasa – puse mis manos en sus hombros y la sacudí un poco. - ¡Estoy a punto de sufrir un infarto, mujer!

-        ¿Recuerdas que el doctor dijo que ibas a ser padre de un bebé? – recalcó la palabra “Un”

-        Sí ¿Eso que tiene que ver?

Mia Abernathy me estas matando – pensé.

-        Ya no es un bebé. – su sonrisa se hizo más grande.

-        Mia, estoy preocupado hasta la madre y no capto indirectas ¡Habla, por el amor de Dios!

-        ¡Tus hijos son gemelos! – exclamó.

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora