(Emma)
Estaba de pie en algún lugar, no sabía en donde ya que no había luz, no sentía el frio del metal en mi muñeca. Estaba sola. Una luz se encendió desde lo alto mostrando a una mujer con cabello rubio como el mío, ojos color verde y el maquillaje que corría por sus mejillas debido a sus lágrimas, era mi madre.
- Emma ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te fuiste? Me abandonaste – sollozó mi madre.
- Mamá, lo siento, lo siento en serio. No sé por qué lo hice… es solo…
- ¡Mientes! – grito ella.
De pronto apareció otra luz, revelando a mi hermano Thomas a su lado, no tenía el ceño fruncido ni mostraba indicios de haber llorado, las comisuras de sus labios estaban elevadas, casi una sonrisa.
Se volteó a ver a nuestra madre.
- Mamá, por favor no le grites a Emma, – regañó a mi madre – sabes que ella nunca te haría eso, no lo hizo conmigo.
Esta vez estaba mirándome y sonrió.
Un par de luces se encendieron, una junto a Thomas y otra junto a mi madre que dejo de llorar y tenía su rostro limpio, pero no había nadie bajo las luces. Se escuchó el sonido de unos pasos acercándose, Kevin apareció junto a Thomas y Mia junto a mi madre. Ambos sonreían.
- Ella es solo una buena chica que tomo malas decisiones. – dijo Kevin.
- Con o sin malas decisiones estamos muy orgullosos de ti, todos te extrañamos – Mia volteo a ver a Thomas - Algunos más que otros.
- También lo extraño, no soporto estar lejos de casa tanto tiempo. – la voz de Emma se quebró.
Las sonrisas de todos se evaporaron y el miedo me invadió.
- Debes tener cuidado, Emma - Thomas fue el primero en hablar.
- Estas en cierto peligro – mi madre estaba totalmente seria.
- No sabes a que te enfrentas, mientras uses esto, – Mia extendió las esposas que antes tenía alrededor de mi muñeca – estas en peligro.
El silencio se apodero de todo el lugar, mis pulmones se quedaron sin aire.
- Corre – dijo Kevin.
Un viento azotó mi cuerpo.
- ¡Corre! – me grito Kevin.
De pronto los cuerpos de las personas a quienes amo se desmoronaron como si estuvieran hechos de arena. Di la vuelta y empecé a correr tan rápido como mis piernas me lo permitían, pude ver una luz en forma de rectángulo, era una puerta abierta y algo la atravesó, un perro, estaba gruñéndome y mostraba sus colmillos totalmente blancos. Me pare en seco, dicho perro tenía heridas en el cuerpo, algunas más recientes que otras.
Estaba corriendo hacia mí, iba a atacarme, cuando estuvo a un metro de distancia salto, por instinto puse mi brazo frente a mi rostro y él lo mordió. Un grito se abrió paso por mi garganta y un dolor profundo apareció en mi brazo izquierdo, enviando una descarga eléctrica a todo mi cuerpo.
Mis ojos se abrieron y me incorpore rápidamente, estaba en el autobús, algo estaba clavado en mi brazo izquierdo, era la punta de un lápiz que atravesó la tela de mi bolso, suspire y lo lancé a mis pies. Fue solo una pesadilla.
Luego me percate que tenía algo sobre el hombro, Ryan estaba dormido con su cabeza descansando sobre mi hombro.
- Okay – susurre para mí.
Acomode mi cabeza sobre la de Ryan y tome su mano izquierda, entre lace nuestros dedos. Necesitaba a alguien y solo tenía a este idiota.
(Ryan)
Abrí mis ojos y allí estaba, la casa de mis padres, estaba como la última vez que la vi. Debían ser las seis de la tarde pues se veía que el sol estaba a punto de meterse, note que estaba descalzo sobre la arena y que mis padres estaban en el pórtico de la casa y me sonrieron. No podía creer que los tenía enfrente.
- Hijo, no la hagas esperar. – me sonrió mi madre.
No entendía de qué estaba hablando hasta que apunto detrás de mí, me voltee y pude ver a una chica con un vestido azul cielo que le llegaba a unos centímetros más arriba de las rodillas, no tenía zapatos, su cabello se movía con el viento y estaba sonriéndome. Era Emma.
Volví a ver a mis padres.
- Vamos, largo de aquí, ella te está esperando – me dijo mi padre.
Me limite a sonreírles y corrí hasta llegar al lado de Emma.
- Hey – le salude a Emma.
- Al fin llegas – me dijo y tomo mi mano.
Estábamos caminando por la playa de Santa Monica, California.
- No puedo creer que estés aquí. – dije.
- Yo tampoco.
Deje de caminar y me pare frente a ella.
Es simplemente hermosa – pensé.
- Todo este tiempo… creí que me odiabas, que tenías la necesidad de colocar tus manos alrededor de mi cuello, estrangularme, quemar mi cuerpo y luego lanzarlo al río.
Emma soltó una risita.
- Antes era así, pero luego me di cuenta de que eras el chico que siempre quise.
- ¿Estas completamente segura de que ya no quieres matarme?
- Muy segura.
Sonreí ampliamente.
- No puedo creer que esas palabras salgan de tu boca.
- Recuerda lo que acordamos, – rodeo mi cuello con sus brazos – estamos juntos en esto, pase lo que pase.
- Te quiero, Emma – mis manos fueron directamente a su espalda, la acerque más a mi cuerpo.
- Y yo a ti.
Ella se puso en la punta de sus pies, sus labios estaban a milímetros de los míos, iba a besarla, iba a hacer lo que deseaba desde hace tiempo cuando…
Desperté, ese fue el sueño más extraño que he tenido en toda mi vida, supero al sueño que tuve de un gato verde que me obligaba a comer azúcar o si no me haría cosquillas con sus garras color purpura mientras dormía.
Intente moverme para alcanzar una botella de agua pero no pude, mi cabeza estaba sobre el hombro de Emma, nuestros dedos estaban entrelazados y su cabeza sobre la mía. Estaba despierta, no me moví, quería que este momento durara.
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El Asesino de mi Hermano
ComédieImagina que la persona que más amas en el mundo muere, horrible ¿No es cierto? Eso le pasó a Emma Daniels, su hermano murió en la guerra. Era la persona más importante en su vida, por eso ella ira a vengar su muerte, quiere que el imbécil que asesin...