Capítulo 19: ¿Amigos?

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(Emma)

 

-       ¡Te dije que era la idea más estúpida del mundo!

-       ¡Solo corre maldita sea!

Teníamos a unos cinco policías persiguiéndonos debido a la ESTÚPIDA idea de Ryan que fue robar en un banco, al parecer el imbécil no tiene idea que tienen cámaras de seguridad y policías hasta en los baños. Lo único que nos salió bien fue que conseguimos unos trescientos dólares. Estábamos en Beaver hace dos días, casi moría de un infarto cuando me percaté de que el arma de Ryan es una M1911.

Llegamos a una esquina, en la señal estaba la luz verde, al parecer pensamos lo mismo: seguir corriendo y pasar sobre un auto.

Un convertible blanco paro en seco cuando la luz cambio a rojo y aprovechamos para pasar sobre él, así tipo Criminal Minds. La chica que lo conducía soltó un grito tan de niña que nos hizo explotar a carcajadas, me recordó a Mia.

Me voltee para verificar si aún nos seguían y vi que los policías chocaron contra el auto. Me reí y Ryan hizo lo mismo.

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Luego de correr por quien sabe cuánto tiempo llegamos a un centro comercial, suspire al sentir el aire congelado golpearme en la cara.

-       Al fin – dije y me deje caer al frió y duro suelo, por primera vez en mi vida estaría agradecida de dormir en el suelo –

-       Emma, – me llamo Ryan agitando su muñeca izquierda haciendo que mi brazo se moviera como un fideo – te das cuenta de que todos nos están viendo ¿No es cierto?

-       Si, lo sé y me vale mierda – me sonrió y apreté mi mandíbula para no sonreír. Desde ese día en que se disculpó conmigo he estado así y es insoportable –

-       Vamos, levántate y vamos a comer algo. Muero de hambre

-       Vamos – me incorpore y salimos corriendo a comer pizza –

Después de una discusión de cinco minutos de que pizza comeríamos, que molesto al cajero, nos decidimos por una con tocino, extra queso y dos sodas grandes de naranja. Habríamos pedido algo más pero debíamos ahorrar el dinero.

Terminamos de comer y nos quedamos un rato allí, solo para descansar.

-       Entonces… - empezó a decir Ryan y se quedó pensando – oye ¿Cómo qué edad tienes?

-       Diecisiete

-       ¿De dónde eres?

-       Tennessee – fruncí en ceño, esto parecía más un interrogatorio que una charla normal de almuerzo –

El Asesino de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora