(Emma)
Semana uno. Día uno.
Ryan encendió la videocámara y la apuntó a su rostro.
- Día uno de la semana, estamos en el ascensor del hotel donde trabajan el tonto de Will y el malvado tío Marcus, iremos al comedor a buscar algo para comer. – dijo, sonriéndole a la cámara.
Volteó la videocámara en mi dirección.
- Porque… ¿morimos de hambre? – pregunte divertida.
- Exactamente. – se acercó a mí para grabarnos a ambos. – Will nos prohibió salir de su habitación así que tomamos una de sus diecisiete llaves de repuesto y salimos.
Me miró y yo a él.
- ¿No crees que exageraste un poco con las diecisiete llaves?
- Si, tienes razón, - devolvió su atención a la cámara. – son quince llaves.
- Mejor. – sonreí.
Ayer en la noche vivimos todo un drama, además de enterarnos que debíamos quedarnos tres semanas en Denver.
Esta mañana encontramos esta videocámara de Will, se la pedimos prestada y nos la regaló, según él no funciona pero agradezcan que aprendiera a arreglar aparatos electrónicos. Si arreglarlos es golpearlos hasta que se dignen a encender, pues soy una experta.
Las puertas del ascensor se abrieron y Ryan apagó la videocámara antes de salir.
Hacia la izquierda estaban unos pocos escalones que conducían a unas mesas con manteles blancos adornados con encaje negro y servilletas de tela blancas.
Antes de acercarnos a una mesa nos miramos con cierta duda.
- ¿Cómo hacemos para que no noten las esposas? – le pregunté en un susurro.
- No lo sé.
Se quedó pensando con el ceño fruncido. Después de pocos segundos chasqueó los dedos.
Tomó mi brazo derecho y bajó la manga de la chaqueta lo suficiente para que no se viera el metal alrededor de mi muñeca y tomó mi mano dejando la cadena entre nuestras manos.
- Es una idea de tercera pero es algo. – admitió.
Nos acercamos a la mesa y antes de que tomara asiento me susurro algo.
- No sueltes mi mano, no queremos que alguien vea la cadena.
Debo admitir que quise preguntarle si ese era el único motivo por el cual no quería que soltara su mano.
- ¿Vas a comer todo eso? – reí.
- Por supuesto.
Ryan tenía frente a él huevos con tocino, tostadas con jalea y mantequilla, un pequeño tazón con frutas, un vaso con jugo de naranja, una taza de café negro, yogurt de fresa y un par de rosquillas de postre. Yo solo tenía crema batida con fresas sobre cuatro pancakes y una malteada de plátano. Amo las malteadas de plátano.
Ryan estaba comiendo de todo y mis risas imparables comenzaron.
Al terminar de comer Ryan suspiró.
- No creo que coma en un par de horas.
Me reí, no por lo que dijo sino porque tenía el chocolate de las rosquillas en la mejilla izquierda y en la punta de la nariz.
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El Asesino de mi Hermano
HumorImagina que la persona que más amas en el mundo muere, horrible ¿No es cierto? Eso le pasó a Emma Daniels, su hermano murió en la guerra. Era la persona más importante en su vida, por eso ella ira a vengar su muerte, quiere que el imbécil que asesin...