Anna despierta a eso de las 6 de la mañana como si hubiera estado de fiesta toda la noche, con un dolor de cabeza y un sueño insoportable, eso sin contar las pronunciadas ojeras y el nido de pájaros en su cabello... Esas son las consecuencias de dormirse a las dos de la madrugada escuchando música.
Ya con el uniforme arreglado, muy arreglado de hecho. Está finalmente completa para ir al primer día de clase, se observa un rato en el espejo y agradece mentalmente que no sea una escuela de ropa particular, ya que siempre llegaría tarde por no decidir que ponerse "cosas de mujeres".
Después busca los cuadernos correspondientes al horario asignado este año, que son matemáticas, ingles e historia universal, los guarda en la mochila y se queda mirando fijamente el horario entre los dedos. Algo que notó es que matemáticas está anotado en todos los días de la semana pero a diferentes horas, bufó molesta, si el año pasado estudió mucho la matemática con su estúpida trigonometria y vectores, este año será el doble o triple de difícil, ya que a pesar de que es una escuela pública se aseguran de prepararlos bien para la universidad.
Medio arrastrada coloca la mochila encima del sofá y luego va con el resto de su familia al comedor para esperar el desayuno que prepara Alana, la mamá de Anna.
De la humilde cocina sale un olor delicioso que sólo puede significar waffles, muy pocas veces Alana hace esa comida, lo deja para ocaciones especiales. Y por ser el primer día de un nuevo año escolar, lo está cocinando.
Javier, el hermano menor de Anna está escuchando música y tratándo de no quedarse dormido en la mesa como todos los lunes por la mañana... ¿Sólo los lunes? Realmente todos los días por la mañana.
Él es uno de los mejores jugadores del equipo de fútbol de la escuela, tiene 14 años aunque Anna no está del todo segura, pues no conviven casi y cuando lo hacen, lo menos que le pregunta es la edad. Normalmente está en casa de sus amigos o saliendo a entrenamientos y partidos. A pesar de sus catorce años parece mayor que Anna, no sólo por el tamaño, si no por la contextura y la mentalidad. Debe de medir 1.70 más o menos, sus ojos son de un color marrón, similares a los de Anna y Alana. Su sonrisa es impecable y su dentadura es perfecta. Su cabello casi siempre está acomodado en un copete despeinado y su color es castaño claro.
La hermana mayor de Anna y Javier, se llama Karla. Fue el primer producto de la ex relación de Alana con James, el padre de los tres jóvenes y primer esposo de la señora.
No es de alta estatura como el resto de la familia, aunque el lugar de la más gruñona nadie se lo arrebata. Posee un cuerpo delgado y con muchas curvas, tal cual un reloj de arena. Sus ojos marrones son idénticos al resto de la familia, pero no contrastan con su cabello rubio natural. Sus pecas y pestañas largas la hacen ver más hermosa pero desgraciadamente su belleza sólo es física, ya que interiormente está tan podrida como una lasaña de dos semanas.
Normalmente Anna y Karla no cruzan palabras amistosas, salvo cumpleaños y navidades. El resto del año es veneno escupido por los labios de ambas hermanas, a pesar de los pocos años que se llevan de diferencia, las dos piensan muy distinto y esa es razón suficiente para discutir el más mínimo detalle. Karla provoca a Anna con insinuaciones acerca de su ropa, comportamiento, amistades y Anna podrá ser inteligente y silenciosa pero jamás, jamás se deja dominar o reñir de alguien que no sea su mamá.
Así que si Karla la busca, la encuentra. Y no en estado pacífico.
Los tres son hijos de James Tedder, ex pareja de Alana. Por lo poco que se habla del señor, se sabe que era un alcohólico y maltrataba verbalmente a su mujer, hasta que esta se cansó y decidió irse por su cuenta y mantener ella sola tres bocas.
Tiempo después escuché que había cambiado y se había arrepentido cuando Alana encontró a otra pareja.
Peter
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~June~
أدب المراهقينUna estudiante común y corriente. Un profesor agotado de la rutina. Nada en común, salvo la monotonía asfixiante de sus vidas. Una mañana de Junio sus vidas cambian al darse cuenta que encontraron lo que ambos sin saber estaban buscando. Un remolino...