Mark gira sobre sus talones y sale de la habitación a toda velocidad, como si su vida dependiera de ello, va resbalando por el pasillo pero sujetandose de las paredes.
—¡DESPERTÓ! — grita divisando el cabello negro crespo de la enfermera. —¡Anna abrió los ojos!
—¡Jesús! Debes irte antes que el doctor llegue, ya debe estar en camino ¡vete! —dice ella tomando de la mano a Mark y guiándolo al ascensor.
Éste anonadado y con su pulso acelerado protesta. —Pero. . . —la enfermera lo interrumpe y con una voz autoritaria le ordena nuevamente que se retire.
Mark molesto se retira por el ascensor que nadie utiliza para evitar conseguirse con el personal médico. Oprime planta baja y éste baja con deliberada lentitud, se encuentra inquieto caminando por el pequeño espacio poco iluminado.
Una extraña emoción combinada con euforia y nervios hacen una explosión en su interior provocándole un hormigueo en el estómago y unas ansias incontenibles de presionar el último botón y correr hasta la habitación, deseando fervientemente que lo primero que ella observe sea su rostro.
Los seis meses le parecieron tan fugaces a comparación con esos minutos que se encontraba en incertidumbre. Se dirige con rapidez a las bancas de espera situadas en el centro del área principal, cerca de la puerta y lejos del último piso. Sus pies se mueven con inquietud al compás de sus latidos, sus palmas se frotaban contra el pantalón de mezclilla y su cabeza no parecía estar en su lugar.
Peter cruza las puertas seguido de Alana que camina con grandes zancadas para seguirle el paso, se dirigen directo al ascensor sin fijarse en lo que ocurre a su alrededor, del cielo podrían llover piedras y ellos no lo notarían por estar concentrados en algo específico.
Su móvil suena y él, desesperado, lo saca de su bolsillo sin recordar que allí estaba.
Anna fue llevada a otro piso. NO PUEDE RECIBIR VISITAS AÚN.
—Zuna. 8 de enero. 11:15am—.Mark teclea rápidamente en respuesta
—¿Podrías ayudarme a verla? —.Ahorita no es posible. Está delicada y la habitación está atestada de personal. Dentro de unos cuantos días, cuando la marea baje puedes venir.
—Zuna. 8 de enero. 11:17am —.¿Días? —Teclea desesperado —No puedo esperar tanto para verla.
Esperaste 6 meses, aguanta y espera mínimo 5 días más!!
—Zuna. 8 de enero. 11:18 —.Mark resignado se dirige a casa, sus párpados pesan tanto que en cualquier momento podrían cerrarse por si solos. Su mente da vueltas y le es imposible dormir así se encuentre cansado, su móvil suena nuevamente pero ésta vez es una llamada entrante.
—Diga — contesta con la voz adormilada sin observar el nombre de quien llama.
—Mark. . . — La chica del otro lado de la línea suelta un sollozo —Ven rápido. Es el bebé, creo que ya nacerá— con cada palabra su voz se iba debilitando —Duele mucho.
A Mark lo inundó el pánico, no estaba preparado en ése momento. —¡Faltan dos meses! —exclamó levantandose de un brinco para tomar las llaves del auto. El parto se había adelantado un par de meses y él no estaba emocional ni físicamente preparado.
Con los latidos del corazón sintiéndose en su estómago conduce a toda velocidad por las no muy transitadas calles de Phoenix a casa de Avril ubicada en la zona norte. La puerta se encuentra medio abierta lo que le permite a Mark entrar corriendo con facilidad.
—¡Hasta que por fin llegaste! — grita ella con la mano sujetando su barriga como si en cualquier momento fuera a desaparecer. Mark la guía cuidadosamente al auto mientras ella no para de soltar alaridos.
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~June~
Teen FictionUna estudiante común y corriente. Un profesor agotado de la rutina. Nada en común, salvo la monotonía asfixiante de sus vidas. Una mañana de Junio sus vidas cambian al darse cuenta que encontraron lo que ambos sin saber estaban buscando. Un remolino...