—Mamá... —los nervios se hicieron presentes en la mesa. —Humm recuerdas que el miércoles es mi cumpleaños ¿cierto?
Alana entornó los ojos con gracia, que clase de madre sería al no recordar el cumpleaños de su descendiente. —¿De verdad? Realmente no lo recordaba— dijo reprimiendo una sonrisa.
Anna le dirigió una mirada sospechosa, sabía que era una broma pero una parte de ella, muy en el fondo dudaba.
—Lo que les pediré tal vez sea muy improbable pero necesito que digan que sí. Por favor —musitó ella dirigiéndose a su progenitora casi como una súplica.
Todos los presentes en la mesa prestaron atención. Sobre todo Alana y Peter.
—Yo. . . Humm. . . —no sabía como continuar así que tomó una bocanada de aire y sin titubear lo lanzó de golpe —Hay una pijamada en casa de Sarah por mi cumpleaños.
Su mamá abrió los ojos sorprendida y negó rápidamente. —Ni hablar — sentenció.
Sus hermanos se hicieron los desentendidos y se levantaron de la mesa antes que la disputa también los alcanzara a ellos.
—Déjame explicarte por lo menos —dijo Anna frustrada de no ser tan siquiera escuchada.
—No hagas las cosas más difíciles.
El único que estaba en la escena sin realmente estarlo era Peter. —Anna ve a tu habitación por favor —pidió con su tono tan gentil y amable de siempre. Cuando se levantó para obedecer le dirigió una mirada de súplica y éste le guiñó un ojo.
**
—¿Mark? —preguntó Anna una vez que los pitidos cesaron —¿Podrías venir un momento?
—Estaba pensando en ti —hubo un silencio en el que sólo se oían sus respiraciones compensadas a través del móvil. —Por supuesto, ya voy.
Varios minutos después Mark se escabulle a través de la ventana entrando en la habitación de Anna, ésta se encuentra sumergida en su escritorio dibujando. Él observa como sus delgados dedos sujetan fuerte el lapiz trazando cada línea con precisión, con fuerza y sobre todo con seguridad. Al sentir unas vibrantes pulsaciones y una mirada en su espalda Anna se gira lentamente pensando que encontrará, pero a la vez ya estando segura.
—¡Dioses! — saltó inesperadamente a los brazos de Mark y éste la sostuvo gracias a un vago reflejo —Cómo te he extrañado — susurró aferrando sus delgados brazos al cálido cuerpo que la tenía abrazada.
Mark se sintió tan invencible como pudo creerlo, una mezcla poco habitual que lo dejaba al principio consternado y luego era simplemente maravilloso. En ese momento supo cuán apegado estaba a esa jovencita que respiraba pausadamente en su cuello, no se quería despegar por nada del mundo pero necesitaba saborear sus labios, probar las estrellas una vez más.
El corazón de Anna estaba oprimido por los nervios de algún día perderle, quería aprovechar cada minuto posible porque hasta los segundos se sentían importantes. Mark la colocó en el suelo y con sus infinitos ojos café observó una boca provocativa que invitaba a ser besada. —Te. . . Humm —inspiró —Te quiero —suspiró.
Ella, nerviosa como siempre sonrió, con esa sonrisa que sabías te podía hacer sentir mejor en cualquier momento. Y sus labios buscaron con desespero los de Mark, justo en ese momento se unieron creando la mezcla perfecta. Él como siempre impulsivo la levantó en brazos y camino con ella por su habitación buscando la puerta para poder echarle cerrojo.
»Besarla es tocar el infinito y la eternidad. ¡Jesús! Como ella me puede hacer sentir de tal manera.«
Un mordisco en el cuello por parte de Mark y un gemido acallado enseguida por parte de Anna.
—Oye. Oye —murmuró jadeando —Necesito hablar contigo.

ESTÁS LEYENDO
~June~
Ficção AdolescenteUna estudiante común y corriente. Un profesor agotado de la rutina. Nada en común, salvo la monotonía asfixiante de sus vidas. Una mañana de Junio sus vidas cambian al darse cuenta que encontraron lo que ambos sin saber estaban buscando. Un remolino...