10. Avril y el chico intimidante

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Y se estampa en el rostro de Mark en un bofetón.

Sus ojos se abren de par en par y observa a Anna confundido, no esperaba esa reacción de su parte. La palma de la chica arde tremendamente pero lo finge colocándola en su cadera.

—¿Que te pasa? —pregunta estupefacto mientras soba el lugar del golpe —Para ser una chica de dieciséis golpeas como un boxeador de treinta.

—¿Quién te crees que eres para besarme?— cuestiona Anna enfadada —Eso te pasa por tocarme sin mí consentimiento—.

—Lo siento. No pensé que me fueras a traspasar el rostro con tu mano. Si lo hubiese sabido... —hace una breve silencio como si olvidase lo que estaba diciendo —Igual lo hubiera hecho. No me arrepiento —sonríe ampliamente para molestar a Anna.

—Idiota —contesta ella bruscamente y se marcha dejándolo en el pasillo completamente solo.

Él observa como da zancadas enormes por el pasillo y se pierde al bajar las escaleras, se lleva la mano a la mejilla golpeada y la acaricia hasta que deja de palpitar, esboza una amplia sonrisa al recordar el cálido aliento de Anna en sus labios, su respiración agitada y sus intentos no permitidos de zafarse. Un dolor se sitúa en su estómago y al percatarse de que no es un dolor cualquiera sonríe más, es esa sensación aplastante que sólo posee cuando está con Anna.

—¡Anna! —exclama David acercándose a ella. —¿Por que tardaste tanto? Estaba por subir a ver si todo estaba en orden.

Anna da un brinco de su lugar al oír la voz de David, si ella no hubiese bajado, él habría subido y quien sabe que escena comprometedora hubiera presenciado. Aturdida, de sus labios sólo brotan palabras inconexas.

—¿Estas bien Anna?— pregunta david observando a la pálida joven que se encuentra a su lado.

—Sí —responde ella a secas.

—¿Qué te dijo? ¿Por que tardaste tanto? —pregunta él por curiosidad.

—Me amonestó por estar a solas contigo, dijo que yo era la chica debía evitar cosas como esas y que si nos volvía a ver muy juntos nos citaba a nuestros padres —Mintió. No podía decirle que su profesor no quería verla con algún chico por que sentía celos.

—Que estupidez. ¡No estábamos haciendo nada inapropiado! —exclama molesto.

Ya sonado el timbre sé dirigieron al laboratorio, tenían biología. El salón era más grande que los normales y las paredes estaban pintadas de un color blancuzco, contaba con mesas enormes para hacer los experimentos o las tareas, varios microscopios, estantes donde se encontraban frascos de diferentes colores y tamaños.
A la joven lo que más le llama la atención del laboratorio son dos cosas, la primera; un frasco de vidrio con un ojo de vaca adentro. La segunda; una rana disecada que utilizaron como experimento el año pasado.

El horario de Mark termina al finalizar la clase en la que está ahora, sólo pensar en que Avril va a su casa hace que su estómago se revuelva, y no precisamente de la forma en la que pasa cuando está junto a Anna.

Avril es la pareja de Mark desde hace dos años pero los últimos meses han sido horribles, ya no se soportan el uno al otro, siguen juntos por que tienen una buena relación sexual pero el cariño, el respeto y el amor se fue volando cuando ella le fue infiel.

Mark no puede negar que posee la hermosura típica de una diosa, con sólo veintiún años ha participado en innumerables concursos de belleza y ganado en la mayoría por sus características físicas como su altura, sus ojos verdes, su llamativo y tentador cuerpo y su largo cabello rubio.

Anna sale de su última clase y se encamina a su casa, esta vez rezando para no ver a Mark en el trayecto, para su sorpresa ve a su hermano junto al mismo chico mayor hablando en el jardín de una casa.

~June~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora