Anna bajaba las escaleras de puntillas y alzando las piernas para evitar hacer algún ruido, un escalón crujió debajo de sus pies descalzos mientras la oscuridad impregnaba el lugar y el frío cada día era más intenso pues se acercaba diciembre. En una mano tenía sus tenis mientras en la otra cargaba las llaves para abrir la puerta y huir tan rápido como le fuera posible. Cuando finalmente estuvo en el primer piso dejó la nota que se encontraba minutos atrás escribiendo en la cómoda de su habitación, la puso en el refrigerador para que apenas despertaran la vieran. Un sentimiento de culpa la invadió e imaginar ser descubierta la llenó de pánico así que casi corriendo salió de su casa y esperó la llegada de Thiago mientras se colocaba los tenis.
La moto llegó en la penumbra tan silenciosa como de costumbre, el aire invernal era casi insoportable pero la sonrisa del joven reflejaba confianza absoluta en su plan. Anna también sonrió pero con cautela. Subió con su cazadora y sus tenis negros mientras se aferraba al torso bien cubierto de Thiago.
—¿Metiste lo que te pedí? —preguntó él mientras el sol apenas se alzaba sobre el horizonte.
—Los binoculares, el spray rojo, la soga y ¿qué más? —dijo Anna con la mochila colgada de su espalda.
—Las capuchas —añadió él.
—Me faltó eso —murmuró Anna colocándose el casco, hasta Hayward eran 30 kilómetros y más valía prevenir que luego lamentar.
El camino pasó rápido y llegaron antes que el sol estuviera en su punto máximo. Se detuvieron en un hotel cercano para hospedarse con nombres e identificaciones falsas, subieron hasta la habitación que contaba con dos camas individuales, un baño decorado meticulosamente con trozos de cerámica que formaban murales y una gran ventana que dejaba ver parte de los edificios de la ciudad.
Anna prometió no hacer muchas preguntas pero la curiosidad la carcomía y probablemente se arrepintiera de lo que escucharía pero no hay marcha atrás. —¿De quien vas a vengarte? —preguntó temerosa.
—De quien "Vamos a vengarnos" —dijo él enfatizando que se trataba de los dos, no de uno solo. Ahora la situación la involucraba y por más que Anna debiera sentirse preocupada, eso no sucedía. —Ahora eres mi cómplice y después que te lo confiese ya no habrá marcha atrás ¿si entiendes?—preguntó él observando fijamente a Anna buscando algún rastro de duda o temor en sus ojos. Pero no encontró nada más que determinación y confianza.
Ella asintió.
—Vamos a vengarnos de Jean Massot. Un empresario de clase alta con una impecable reputación —Anna escuchaba atenta —Él fue mi padrastro hasta hace unos años — sus ojos se abrieron con sorpresa.
—En el 2005 se casó con mi hermosa madre, yo solo tenía 10 años y mi hermana 8. Éramos unos críos felices al saber que por fin tendríamos un padre que jugara con nosotros y nos defendiera del mundo. Así fueron los primeros años hasta que los problemas entre ellos fueron creciendo de manera indescriptible, todo era motivo de pelea, Jean pasaba las horas lejos de casa y poco a poco mi hermana y yo fuimos creciendo y comprendiendo todo. —Anna permanecía quieta respirando pesadamente —Una noche llegó ebrio y en casa solo estaba mi hermana que tenía en ése entonces dieciséis años. — Thiago cerró los ojos con fuerza y apretó la mandíbula con una creciente rabia —Él abusó de ella y por poco muere. Mamá llegó horas después y al enterarse de todo corrió en busca de ayuda médica, mi hermana permaneció hospitalizada días, yo estuve cuidandola siempre, sintiéndome todo el tiempo culpable de no haber estado en casa ésa noche. — El pecho de Anna se oprimió al imaginar a Peter haciéndole eso a ella o a Karla. Era tan horrible imaginarlo que tuvo que pensar en otra cosa. Pero éso no sucedió por que él las amaba como si fueran de su propia sangre.

ESTÁS LEYENDO
~June~
Teen FictionUna estudiante común y corriente. Un profesor agotado de la rutina. Nada en común, salvo la monotonía asfixiante de sus vidas. Una mañana de Junio sus vidas cambian al darse cuenta que encontraron lo que ambos sin saber estaban buscando. Un remolino...