Capítulo 20

9.4K 1.2K 335
                                    

Yoongi caminaba de un lado para otro en la oficina de seguridad, mientras escuchaba a su esposa y omega darle los detalles de la pérdida de su pequeño. Su alfa estaba tan enojado que creyó que rompería la silla donde segundos antes se encontraba sentado. ¿Cómo es posible que hablar sobre un bolso de última colección haya sido más importante que las necesidades de su cachorro?

— Cuándo recibí la llamada de Yoonie el cachorro ya no estaba — finalizó la omega.

El oficial, que al parecer era omega también por su delicado aroma a fresas le miró entrecerrando los ojos — ¿Se le ocurrió pensar que si le avisó que tenía ganas, era urgente? — le riñó — ¿Qué clase de madre prefiere que su cachorro suf-

— No son mis hijos — interrumpió la omega al sentirse juzgada.

El oficial susurró con desdén — Y espero jamás los tenga.

En ese momento el celular de Yoongi sonó, interrumpiendo el incómodo ambiente que se estaba generando.

— ¿Hola?

— Ya encontramos a Eun — dijo Daehyung a través del teléfono.

Yoongi sintió el alivio recorrerle — ¿Está bien?

— Se lastimó rodillas y manos... está algo asustado y... sucio — afirmó el omega con pena — Y emm... papá...

— ¿Si?

— No vengas a casa hoy. Appa Jimin podría matarte si te ve.

— ¡Escuché eso Dae! — gritó al fondo el castaño haciendo a su cachorro reír.

El Alfa gruñó — Pero quiero asegurarme que sí está bien.

Jimin ya había dejado a su cachorro en el asiento trasero al lado de sus hermanos, tomó el celular de la mano de Daehyung y le dijo a Yoongi — Hubieras pensado eso antes de dejarlo con la descuidada omega que tienes como esposa.

El mayor bufó, pero de nuevo Jimin le había colgado. Se giró ante los presentes en la habitación.

— Mi cachorro apareció. Estaba en un parque cercano. Muchas gracias a todos por su colaboración.

Una exhalación colectiva ocurrió. El oficial se acercó a él con una sonrisa, tocando su hombro condescendiente.

— Se que es difícil, pero no se preocupe Señor Min, cuando crezcan será peor — el alfa hizo una mueca de horror — Y su esposa nos deberá acompañar a la comisaría. Tiene que llenar el reporte, le recomiendo que si desea custodia compartida no lo haga tan pronto, esto no se ve bien en la hoja de aplicación.

Yoongi perdió el color del rostro y Soo lo observó con temor.

El omega fijó sus ojos en la rubia con desdén. — Espero verla en la comisaría, no creo que le agrade mucho que un policía vaya hasta su hogar y la saque solo para llenar un reporte ¿Verdad?

La omega asintió viéndole partir. Yoongi estaba apretando los dientes con fuerza, mientras el fuerte olor del anís llenaba el lugar.

— Les pido por favor se retiren — dijo amablemente el director de seguridad.

Alfa y omega dejaron la estancia. Soo se sentía revuelta y algo avergonzada por todo lo que sucedió así que se acercó a Yoongi.

— Yoonie yo...

— Te quiero fuera de la casa — la omega le miró con temor — No te quiero ver en un maldito mes ¿Lo entiendes? — siseó furioso — No quiero escucharte, no quiero saber de ti ¡No quiero nada!

En un intento por calmarle se acercó a él, soltando su esencia a vainilla. — Yoonnie pero tu celo es en t-

— ¡Me importa un carajo! — gritó el alfa soltándose bruscamente — ¡Por la mierda! ¡¿Es que no tienes vergüenza?! ¡¿Perdiste un cachorro de nueve años por un bolso?! ¡Joder!

— ¡Yo que iba a saber que iba a salir corriendo! — le gritó también — ¡Tus hijos son unos m...

— ¡Una palabra más y no solo te buscas un nuevo hogar sino una pareja! — gruñó el alfa con voz gruesa, tentado a callarla con su voz de mando, oxidada por el desuso.

— ¡Vete a la mierda! ¡El que me va a extrañar eres tú! — le gritó caminando furiosa.

Yoongi no logró controlar la ira que bullía en su interior, así que golpeó con un fuerte puño la primera pared que encontró. En ese preciso instante decidió que lo único que necesitaba era el aroma de sus cachorros y nadie se los iba ha arrebatar.

Corrió al carro, condujo como un lobo que huye de la plata, llegando en tan solo quince minutos al hogar de Jimin. Se bajó y timbró desesperado. Sintió unos pequeños pasos aproximarse a la puerta, el olor del anís mezclado con nueces le aturdió, haciendo que su lobo se calmara momentáneamente.

— Appa le dijo que no viniera — susurró Minmin — El alfa tonto no sabe escuchar.

Yoongi gruñó ante la represalia, haciendo caso omiso, entrando. Valientemente el cachorro se puso de pie frente a él, impidiendo el paso.

— Appa no le dio permiso. No puede entrar — aseguró, emitiendo un pequeño rugido, haciendo vibrar su pecho.

— ¡Muévete! — le ordenó Yoongi, sintiendo como su lobo interno se descontrolaba de nuevo.

— ¡Appa dijo que no! — gruñó el chiquillo con más fuerza.

— ¡Dejame entrar! — le gritó Yoongi al cachorro, asustado de su propia voz, creyó que el menor se pondría a llorar, pero eso no sucedió. Con los ojos brillantes el pequeño se abalanzó sobre él y le mordió con fuerza.

Jimin salió, observando como el pelinegro iba a empujar a su cachorro.

— ¡No! — gritó tan fuerte que en cuestión de segundos todos se encontraban en la entrada principal — ¡Le harás daño!

Yoongi no reaccionó a tiempo, ya había tomado al cachorro del cuello, cuando sintió varios golpes que venían de diferentes direcciones.

— ¡Sulta a mi hermano! — gritaba Haeri que lo atacaba por la espalda presa del pánico.

Daehyung, estaba al fondo a punto de tener un colapso nervioso al ver como su padre Jimin, su hermana y su hermano aún cojeando, se abalanzaban sobre su padre alfa para que soltara al cachorro menor.

El alfa reaccionó rápidamente ante el sonido lastimero de los cuatro omegas, soltando al pequeño que cayó al suelo y gruñó hacia él. Jimin lo tomó de la cintura con el rostro lleno de lágrimas, mientras su cachorro estiraba brazos y pies buscando atacar de nuevo al alfa .

— ¡¿Estás loco?! — le gritó Jimin — ¡Es solo un cachorro! ¡Maldita sea Yoongi!

El pelinegro se detuvo a ver la escena con pánico, Haeri y Eun abrazaban a Jimin, que apresaba con fuerza a su cachorro, quien trataba de atacarlo de nuevo. Mientras su hijo mayor le miraba entre el pánico y la decepción pues Minyoon tenía marcas rojizas en su cuello hechas por él.

En ese momento no quedaba ninguna duda, el olor a anís saturó el ambiente e hizo temblar y chillar en pánico a todos los omegas. El alfa había entrado en celo, adelantado casi tres días, como nunca antes en siete años y Minyoon estaba ahí para hacerle frente porque él definitivamente también sería un alfa. 

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora