Capítulo 43: ¿Principio de un final?

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Jimin removió el sudor de su frente mientras acunaba a Minyoon en su pequeña cama con el cobertor de balones de basket. El cachorro estaba inquieto, retorciéndose un poco de lado a lado sin encontrar un buen lugar para descansar, aunque no entendía muy bien por qué, el omega presentía que tal vez tenía algo que ver con la precipitada salida de cierto alfa.

Se negaba a pensar en Yoongi como algo más que el padre de sus hijos, se negaba a verlo como aquel alfa que amó hasta los huesos, ese que le regaló la mayor felicidad de su vida y le dio sus cuatro razones para vivir. Cuando estuvo seguro que sus cachorros dormían profundamente, decidió bajar por un té, impresionado de la fuerza de voluntad que había tenido su cuerpo y omega para sobrevivir al día. A pesar de dormir algunas horas arrullado en las piernas de Jin, aún el agotamiento se filtraba en su pequeño cuerpo.

Entretanto, Yoongi compraba su vigésimo trago, sintiendo la cabeza pesada y su vista nublada. Suspiró mirando al omega que servía sus bebidas.

— Te ves como la mierda — dijo el chico pelirrojo.

El alfa solo le gruñó en respuesta. El omega rió divertido, poniendo la franela roja sobre su hombro con un grácil movimiento, tomando posición frente a Yoongi y cruzando los brazos.

— ¿Qué le hiciste a ese omega, alfa tonto?

El pelinegro le observó con la ceja alzada.

— ¿Cómo sabes que es por...

— Trabajo aquí de lunes a domingo. No eres el primero que veo igual.

Yoongi bufó, peinando su cabello hacia atrás.

— Dejé a mi omega hace siete años porque creí que me había sido infiel, con tres cachorros y un cuarto en camino. Acabo de regresar casado con otra, para enterarme que efectivamente el último cachorro si era mío, por una prueba de paternidad.

El pelirrojo tosió un poco. — Debes sentirte miserable.

El contrario le observó con ojos brillantes, soltando una exhalación derrotada. — Perdió su útero en el último parto y casi muere por salvar al cachorro, este tiene una mutación y ahora tenemos un lazo familiar.

La mirada horrorizada del omega le dijo a Yoongi que definitivamente todo era una maldita y jodida mierda. Pasaron algunos minutos donde el pelirrojo sirvió un nuevo trago e incluso tomó uno para sí mismo.

— ¿Aún lo amas?

— Como él no tiene idea — suspiró.

En aquel instante, sintió su corazón latir rápidamente. Aceptar aquella verdad era casi tan aterrador como todo lo demás. El dolor lacerante en su pecho, que lo mantenía a carne viva era tan demoledor que admitir aquello parecía una pequeñez.

— ¿Entonces qué haces aquí lamentándote? — le riñó.

El pelinegro le miró confundido.

— Si aún lo amas, es el padre de tus cachorros y no te ha sacado a escobazos por la puerta... ¿Qué haces aquí lamentándote cuando puedes ir allí y trabajar por su perdón?

Yoongi le sonrió al chico, pensando ingenuamente que de alguna forma podría luchar por el perdón de Jimin e incluso recuperar su amor. Ese que él siente ha florecido de nuevo.

Tomando su última copa deja el bar, tanteando las llaves en su bolsillo. Decide tomar un taxi, riendo cuando el conductor le mira con cara de pocos amigos, esperando no vomite en su auto.

En otro lado de la ciudad, Jimin observa la cálida noche a través del balcón, amando poder tener aquel jardín a disposición de sus cachorros, siendo distraído por los insistentes golpes en la puerta, deja la taza sobre la mesa del comedor mientras gruñe enfurruñado arrugando la nariz.

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora