Capítulo 25

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Yoongi escuchó el celular vibrar en la mesa, se despertó con pereza sintiendo sus ojos hinchados, gruñendo de forma inconsciente al irritante sonido que no le permitía seguir durmiendo.

¿Estuve llorando mientras dormía? se preguntó al levantarse y darse un pequeño vistazo en el reflejo del regalo que le había dado Minyoon. Desde hace un mes, dormía abrazado a aquella vieja foto en el portaretrato. Viéndolo en retrospectiva, cada vez más, se sentía diferente, con muchas dudas creciendo y una avalancha de sentimientos galopando en su corazón.

A pesar de que ya había pasado más de un mes desde su cumpleaños, e incluso habían celebrado el cumpleaños de su amada Min Haeri, ya nada se sentía igual. Algunas noches se acostaba pensando en que hubiese sido sí... y aquella rutina lo estaba matando lentamente, pues un dolor sordo y profundo estaba comenzado a echar raíces en su interior,  implícitamente su alfa también lo sentía.

Gruñó de nuevo, tomando el aparato entre sus largos dedos, sin ver el remitente.

— ¿Qué quieres? — cuestionó con enfado.

— ¿Yoo-yoongi? — tartamudearon desde el otro lado de la línea.

El pelinegro, parpadéo varias veces y carraspeó. — Hola Jimin, ¿Cómo es-

— ¿Puedes cuidar a los cachorros hoy? — preguntó apresurado — Surgió algo y no puedo quedarme en casa. No quiero que se queden solos.

— Este yo...

— Mmmm... — respondió Jimin, reflejando decepción en su voz — Está bien, llamaré a alguien más,  tal vez Kookie esté dispo-

— ¿A qué horas me necesitas?

— Tendrías más o menos media hora para llegar.

— Perfecto. Nos vemos en un rato Jimin.

Al colgar la llamada, el mayor se dio un zape mental. Tenía trabajo acumulado, aún así se ofreció a cuidar a los cachorros.

— Estás perdiendo la cabeza Min — dijo en voz alta.

Se levantó de la cama, sus músculos protestando al movimiento. Su rutina se había centrado principalmente en los cachorros, trabajando horas extra para pasar más tiempo con ellos. La ausencia de Soo, le había dado una nueva perspectiva a su vida, haciendole sentir que pasaba demasiado tiempo en cosas que odiaba o le aburrían profundamente, solo porque su omega lo exigía. Todas esas cenas y reuniones inútiles lo llenaron de desprecio con el tiempo, llevándolo a la determinación que jamás volvería allí.

Tomó una ducha rápida, agregando algo de colonia en los lugares correctos al salir. Revisó su armario buscando entre los imponentes y elegantes trajes algo cómodo, que pudiese servir para estar a la par de sus cachorros en cualquier actividad. Sin embargo, se aseguró que el jean y la camisa resaltaran sus atributos, alejando de nuevo la razón a la parte posterior de su cabeza, esa a la que se sumaban los sentimientos que catalogaría después.

Luego de una media hora, Yoongi se encontraba frente a la casa que se estaba convirtiendo en su segundo hogar. Aunque no había pasado ni una sola noche, dentro de la pequeña y amorosa construcción, acostumbraba a visitarla casi cuatro veces por semana, conociendo hasta el orden de los alimentos en la alacena.

Ni siquiera había puesto su mano en el picaporte cuando la puerta fue abierta. Yoongi quedó algo impresionado por lo que vió. Jimin había cambiado sus ropas holgadas, raídas y descoloridas, por unos bonitos pantalones negros ajustados, una camisa blanca y un blazer negro. Se había peinado, dejando que su cabello castaño reluciera, había aplicado algo de maquillaje en sus ojos, hidratado sus labios y estaba usando unas delgadas, redondas y muy elegantes gafas negras.

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora