Capítulo 4

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Horas después, la casa se encontraba llena de niños por doquier, correteando y gritando. Jimin caminaba entre todas las personas repartiendo bebidas dulces y bocadillos. Sus ojos brillaron por las lágrimas retenidas, al ver a Daehyung tomando a Yoongi de la mano, arrastrándolo para mostrarle todos los regalos que sus compañeros habían traído para él.

Suspiró caminando hacia la cocina, dejando los bocadillos en el mesón del centro y estirando sus manos mientras dejaba caer su cabeza hacia adelante, derrotado. De sus cuatro hijos, Daehyung y Eun eran quienes más habían extrañado a su padre alfa, dándole dolores de cabeza y grandes peleas a pesar de ser tan jóvenes.

Jungkook entró en la cocina, siguiendo el leve olor a tristeza mezclado con nueces. Observó a su mejor amigo y lo abrazó por la espalda.

— Ven aquí — le susurró, mientras le volteaba hacia sí. Jimin le observó con los ojos brillantes y se dejó abrazar, llorando en silencio.

— ¿Cómo fue que pasó?

— Apareció en mi puerta, diciendo que quería celebrar el cumpleaños con Daehyung, después de siete años con nada más que un maldito regalo — gruñó el menor entre las lágrimas, mojando la camisa negra de Jungkook.

— No sé qué haré ahora que regresó — susurró perdido — ¿Cómo lograré mantener a mis hijos conmigo?

Jungkook sacudió la cabeza. — Para lo que necesites siempre me tendrás a mí, a Namjoon y a Jin, los tres estaremos siempre para ti.

El castaño lo estrujó fuertemente, agradecido. Porque ellos tres eran quienes no lo dejaron sucumbir en la desesperación, cuando se encontró solo y perdido. Sorbió sonoramente por la nariz, enfocando sus ojos miel en el contrario.

— ¿Cómo está Jin? No lo he llamado mucho últimamente, que mal amigo he sido...

— Él está bien, el embarazo va un poco ajetreado, Namjoon está más protector de lo normal y yo difícilmente le puedo dejar hacer algo. Estamos esperando a saber el sexo de los cachorros, por ahora solo contamos con que son dos.

Jimin le sonrió. Su mejor amigo pasó momentos difíciles al darse cuenta que era un alfa de un omega que ya tenía alfa. Cuando lograron hablarlo y resolverlo, fue una completa sorpresa saber que Jin era de esos raros omegas que nacen para tener dos alfas.

Yoongi carraspeó entrando en la cocina e interrumpiendo el momento.

— ¿A qué horas partiremos la torta? — el castaño levantó una ceja, limpiando las lágrimas de sus ojos, con las mejillas sonrojadas — Tengo algunas cosas que...

El menor se mordió la lengua, antes de responder lo que deseaba. La hostilidad de ese día lo estaba enloqueciendo. — Si necesitas irte, podríamos adelantarla ¿Está bien para ti?

El pelinegro asintió. Minutos después todos se encontraban alrededor de Daehyung cantando el feliz cumpleaños, mientras este sonreía brillante a sus padres. Su corazón lleno de felicidad al saber que por fin, los veía juntos de nuevo, como había deseado cada cumpleaños desde que su padre alfa se fue.

Cuando todos los invitados se encontraron bien alimentados, dejando con saludos y felicitando al omega por la bonita fiesta, Yoongi decidió que era el mejor momento para retirarse.

Jimin se encontraba recogiendo los platos desechables cuando escuchó a tres de sus cachorros gritar.

 — ¿Qué está pasando? — preguntó entrando en la habitación que compartían los cachorros.

— ¡Papá Yoongi no se quiere quedar! — gritó Daehyung entre lágrimas.

— Yo no he dicho eso Dae...

Jimin le miró con el rostro contraído en una mueca molesta, agachándose para abrazar a su hijo mayor. — No te preocupes cariño, papá volverá por ustedes.

— ¡Eso no fue lo que pasó la última vez! — refunfuñó Haeri — ¿Por qué no puede quedarse?

El castaño miró a Yoongi pidiendo un poco de ayuda. Este rascó su propia nuca, agachándose para observar a sus hijos. — Volveré por ustedes apenas pueda. Los llevaré al parque de diversiones e iremos todos juntos ¿Qué dicen?

— ¿Lo prometes? — susurró Eun — ¿Por la patita?

Yoongi le sonrió — Por la patita — aseguró tomando en un abrazo a sus tres cachorros.

Jimin se separó del gesto, observando en la puerta a su hijo menor. Su lobo aulló adolorido, sabiendo que ese amor de alfa le había sido negado desde que estuvo en su vientre.

— Aquí cariño — le susurró el castaño, acercándose a él y cargándolo.

El mayor abandonó la habitación después de que sus cachorros se metieron en las cobijas y le desearon buenas noches. Jimin se encontraba sentado en el sofá de la sala, mirando un programa infantil, que sacaba pequeñas risas de Minyoon.

— ¿Podemos hablar? — preguntó Yoongi, llamando su atención.

— ¿Crees que es el momento?

El pelinegro suspiró. — Quiero dejar en claro algunas cosas antes de irme hoy. Primero, recibirás una cuota de manutención esta semana por cada cachorro.

Jimin le miró ceñudo. — No me consideres estúpido Jimin, puedo ver la ropa que usan los cachorros, lo delgado que estás y el estado de la casa. Duermen los cuatro en una habitación ¿Esperas que los deje así?

El castaño bufó. — No lo pensaste en siete años ¿Por qué debería importarte ahora?

Yoongi gruñó. — Si lo hice Jimin, pensé en ellos cada maldito día y ahora que he regresado no voy a permitir que continúen así. Tengo los medios para darles una mejor vida y no me detendré hasta que la tengan. No me hagas ir por las malas aquí.

Jimin se levantó furioso, abrazando protectoramente a Minyoon que se había dormido en su pecho. — ¡Con qué maldito derecho te crees de venir aquí y exigir! ¡Fui yo quien estuvo allí cada vez que mis cachorros enfermaron o se lastimaron! — gruñó — ¡No te creas con el maldito derecho de venir y criticar cuando todos estos años he sido yo quien los ha alimentado y puesto un techo sobre sus cabezas!

Yoongi lo miró desafiante en silencio. Jimin no daba un centavo por la naturaleza de un alfa y era algo que siempre había admirado del omega. Respiró profundo intentando calmarse. — Lo sé Jimin. Solo estoy dejando algunas cosas claras, primero la cuota de manutención y segundo debes buscar un nuevo departamento.

El castaño estuvo a punto de saltarle encima de no ser porque Minmin estaba en sus brazos.

— Si es demasiado costoso yo te ayudaré, pero sabes que este lugar es muy pequeño para cuatro cachorros. No siendo mas, me retiro. Pasaré en tres días a dejar el dinero y llevarlos a comer — finalizó dejando a Jimin en la mitad de la estancia.

El menor lloró en cuanto la puerta se cerró, inconscientemente aferrándose fuertemente al cachorro que tenía en sus brazos, sabiendo que de nuevo llegaría Min Yoongi al igual que hace trece años y pondría su mundo de cabeza. 


¡Jimin un padre luchón! La verdad es que me enamoré de él y no tengo remedio. STREAM BE porque es arte. Y... nos leemos mañana. 

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora