Capítulo 23

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Yoongi suspiró observando el calendario. Era nueve de marzo, un cumpleaños más. El primero en muchos años donde tenía la esperanza de estar al lado de sus cachorros, pero sus planes se habían arruinado por completo. El celo duró tres días, dolorosamente fuerte y malditamente agotador. Soo lo llamó en múltiples ocasiones, que por su orgullo herido se negó a responder.

Su alfa, pasó su calor haciéndole sufrir, mientras se sentía humillado por no poder proteger a sus cachorros, sus instintos traicionándolo ante la presencia del omega con olor a nueces tostadas. ¿Qué había esperado su alfa? ¿Qué Jimin entrara en celo junto a él? Aún se preguntaba cuáles habían sido las verdaderas intenciones de su lobo y peor aún porque el omega no había chillado como animal en celo, sino con pánico absoluto ¿Había algo defectuoso en él?

Salió de la corta ducha, cambiándose por ropa cómoda y dirigiéndose al escondido estudio de grabación que tenía en casa. Entró al lugar sonriendo, si todo iba mal, al menos tenía sus implementos para escribir una buena canción. Se dedicó a escribir algunas cosas y probar algunos ritmos con el nuevo sintetizador que se había regalado a sí mismo de cumpleaños, disfrutó de las modernas características. Su celular vibró y sin verificar el remitente, asumiendo que era Soo Hyung de nuevo contestó.

— Mira Soo, no mentí cuando dije que no quiero volver a saber una mier...

— ¡Papá! — le regañó Eun desde el otro lado de la línea — ¡Los buenos alfas no dicen groserías!

Yoongi se sonrojó, separando el celular de su oído, observando la pantalla que rezaba Park Jimin en el contestador. Soltó una risita nerviosa, rascando su nuca de forma inconsciente.

— Humm yo... lo siento cachorro pensé que era alguien más.

— Alfa malo — puyó el menor con burla — Regañas a Dae por decir groserías y hablás así con los demás.

— ¿Por qué te demoras? — le preguntó Haeri a su hermano.

— Papá pensó que era alguien más, Hae — la niña sonrió — ¡Papaaaaaaa! — gritó por la bocina del celular, provocando que el alfa lo alejara de nuevo — Mis hermanos y yo te estamos esperando. ¡Será mejor que corras o la comida se enfriará!

Yoongi sonrió como un idiota, mirando su reflejo en la pantalla oscura de su computador. — ¿Me están esperando?

— ¡No te demores! — gritaron los cachorros a coro, cortando la llamada, dejando en el alfa una sonrisa de encía rosadas que no podía quitar.

Subió a su habitación por una chaqueta, encontrando el tarrito de supresores en spray que había comprado. Al haber cambiado de inyectables y no utilizar los que usualmente compraba, su olor había quedado algo loco. Se roció todo el cuerpo, con especial atención en ropas y cuello para mitigar el fuerte aroma del anis. Suspiró, guardando una presentación pequeña del producto en su bolsillo.

— Esto servirá — se animó a sí mismo.

Bajó al garaje, encendiendo el auto y conduciendo con una sonrisa. Mientras miraba las calles pasar, se preguntaba cómo es que sus ciclos, que toda la vida habían funcionado como un reloj, se alteraron tanto después de romper su lazo con Jimin, aún peor, como había sido que su celo, de por sí ya extraño al ser tan prolongado, logró adelantarse.

— Tal vez debería ir al médico — pensó para sí mismo, mientras parqueaba en frente de la casa de sus cachorros.

Una sonrisa se estampó en su rostro al descubrir que la pequeña casita blanca, ahora desprendía un aura a hogar por todas partes. Jimin se había encargado de llenar el jardín delantero, con muchas más flores de colores, dando una agradable y llamativa vista a la casa.

Al acercarse a la puerta su corazón se agitó, cuando le fue posible ver el interior, a través de la delgada cortina que cubría el ventanal delantero.

¿Una fiesta?

La puerta se abrió, mostrando a sus cachorros, vistiendo ropas nuevas y perfumadas, con bonitos peinados, quienes al verle le saltaron encima gritando — ¡Feliz cumpleaños papá!

El lobo del alfa, aulló feliz en su interior, llenándose con el tenue aroma de sus cachorros. La casa estaba decorada por todas partes, con avisos hechos a mano y bombas de colores, todos rezaban, para el mejor papá del mundo, para el mejor alfa, feliz cumpleaños.

El corazón de Yoongi se sintió profundamente cálido, lleno de emociones que lo embargaron por completo.

No vayas a llorar, sé fuerte. 

 No obstante, ese pensamiento quedó en el pasado, haciendo inevitable que sus ojos se llenaran de lágrimas al observar la mesa. Allí estaba Jimin con un lindo delantal de vaquita, sonriente, enternecido hacia él, mostrando con orgullo un bello pastel color verde limón, que resaltaba en el centro de la mesa rodeado por muchos aperitivos y al fondo, unas cuantas cajas apiladas con coloridos empaques.

— El alfa está llorando — dijo Minmin, desde una de las sillas del comedor — ¿Por qué le hacen llorar Appa? — cuestionó el pequeño a su padre omega.

Jimin le miró conmovido, sintiendo como su corazón latía rápidamente. Él y sus cachorros se esforzaron mucho con todas las preparaciones, tratando de montar algo especial para el mayor, aunque su mente todavía se negaba a algún sentimiento cálido por el alfa, su corazón lentamente se estaba entregando a él, a pesar de que no podría ser algo más allá que fraternal, pues este ya tenía una omega.

— Yo... — susurró el mayor, anonadado, viendo como todos los omegas le observaban con una pequeña sonrisa e incluso el pequeño Minmin, brillaba para él — Gracias — fue lo único que logró decir, cuando el nudo fue demasiado grande y solo rompió en llanto. 

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Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora