II: Capítulo 2

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Yoongi se maldijo internamente al no encontrar un traje adecuado para la ocasión, quería lucir seguro y sexy como un alfa de clase alta, algo digno de Jimin, sin embargo, sus ojeras eran imposibles de ocultar y él a duras penas usaba maquillaje. Desde aquella charla dolorosa donde el omega aceptó todo, su corazón se destruyó y con ello el orgullo de su alfa.

Su propio lobo no hacía más que recriminarle y recordarle lo estúpido que había sido, torturándolo a diario con pesadillas y falta de apetito. Había perdido varios kilos y el extenuante trabajo le estaba costando más de lo normal. A pesar de que Taehyung había debutado sin complicaciones y era uno de los artistas mejores ranqueados de su empresa, todo el proceso de divorcio lo estaba enloqueciendo. Soo hyung, había perdido el juicio y sus exigencias iban más allá de lo ridículo.

La omega se negaba a firmar y cada vez, sacaba nuevas apelaciones o realizaba denuncias anónimas sobre el funcionamiento de la empresa, que provocaba que pasara largas horas en llamadas y procesos con los entes gubernamentales y de control. Lo único que traía relativa calma a su corazón eran sus hijos, esos cuatro cachorros que le animaban a seguir con sus sonrisas de dientes faltantes en el caso de Minyoon o con sus besos en la mejilla por parte de Daehyung. Aún mantenía su identidad anónima para el pequeño Minmin, pero le emocionaba la sola idea de algún día decirle que era su verdadero padre. El lazo de alfas que habían formado le mantenía estable tanto a él como a su cachorro y el que tuvieran mucho en común hacía que se reforzara.

Suspiró en el momento en que el mensaje de su madre llegó a su celular, la omega aún insistía en que reconsiderara las cosas con Soo y que viera otras posibilidades, ignorando por completo los deseos del alfa.

— Jódete — gruñó por milésima vez eliminándolo. Suspirando al entrar en aquel incómodo recuerdo

"— ¿Tiene usted permiso de permanencia? — preguntó el oficial de migración, mirándole con desdén.

Yoongi respiró profundo, sabiendo que tenía que ingresar al país, ya que no sería capaz de cambiar los títulos de propiedad a menos que se contara con su presencia.

— Como le explicaba a usted, viví aquí a lo largo de 5 años con visa de trabajo.

El oficial torció la cara, revisando de nuevo el seguro y el pasaporte.

— ¿Entonces por qué usted no tiene una green card?

El pelinegro suspiró exhausto.

— Como ciudadano Coreano no puedo tener doble nacionalidad así que nunca la solicite... yo estoy aquí por algunas cosas legales y ...

Se silencio al ver al oficial, ponerse de pie secuestrando su pasaporte.

— Sígame por aquí — señaló el hombre.

El pelinegro estaba seguro que podría llorar después de pasar casi cuatro horas en aquella habitación, hasta que al final se autorizó su entrada al país. Misma razón por la que le costó tanto tiempo regresar a Corea, pues si incumplía con su visado, nunca podría pisar suelo americano, lo que arruinaría para él, lograr manejar las sucursales estadounidenses.

Exhalo profundamente al llegar a la entrada de la terminal, encontrando un alto hombre con corte militar quién sostenía un letrero que decía

[ Mr. Yoongi ]

Se subió al auto, viendo con tristeza las grandes edificaciones a través de la ventaba, como era de esperarse el tráfico estaba espantoso, no más caótico que su corazón mientras pensaba

¿ Cómo estarán mis cachorros? ¿Creerán que los abandoné de nuevo? "

Sujetó su billetera, sintiendo que las lágrimas se acumulaban levemente en la esquina de sus ojos. Le tomó varias semanas solucionar los títulos de propiedad en Estados Unidos, muchas veces su pluma tembló por la ira que sentía hacia Soo y también hacia si mismo, por haber sido tan estúpido, pero lo que más hacía temblar su corazón era la ausencia de sus cachorros con sus eternas risas y mimos para su padre, incluso el latido del lazo de Minyoon que en este momento se sentía como un pequeño pulso en su pecho.

Dejando las sensaciones y recuerdos atrás, caminó hacia su auto pensando que tal vez sería una buena idea deshacerse de la gran casa y mudarse a un lugar más pequeño. Conduciendo a la casa de Jimin, reflexionó acerca de las decisiones que tomó al regresar a Corea. Esta gran casa había sido una idea de Soo y en la que ahora se sentía como un idiota, pues a pesar de todo el espacio la gran piscina y la cocina solo fue capaz de disfrutar de ella una vez (cuando Jimin decidió visitarlo con los cachorros hace mucho tiempo).

— ¿Debería vender o arrendar? — se preguntó en voz alta mientras parqueaba.

Presionó la bocina dos veces, encontrándose con algo que hizo su corazón detenerse y su lobo aullar de la emoción. Jimin vestía un bonito traje negro acompañado de un elegante blazer vinotinto y sus pequeños le seguían con cabellos brillantes y bien peinados en tiernos trajecitos que el había comprado no hace mucho.

— ¡Hola papá! — Saludaron sus tres cachorros al unísono al subirse a la parte de atrás.

— Yoongi — dijo el omega con un asentimiento cargando a su único alfita en las piernas. Minyoon tan solo estiró la mano y le saludó sin nada más.

El alfa rio al ver un policía en el semáforo. Jimin le miró interrogante y este solo agregó.

— Creo que llegó el momento de comprar un auto más grande. No cabemos todos aquí.

El omega sonrió mostrando sus dientes y ocultando sus ojos. Dada la buena alimentación de los últimos meses y la mejoría de su estado de salud, había ganado peso, su cuerpo recordándole que había cargado cuatro cachorros en su vientre y que los había parido a todos, con rellenitas caderas y un estómago levemente abultado.

— Pero Minmin no debería siempre venir con nosotros — interrumpió Daehyung con una mueca.

Jimin respiró profundamente atrapando al cachorro en su regazo.

— No es como si yo quisiera estar siempre con el alfa tonto.

El castaño iba a hablar cuando Yoongi lo cortó.

— No hables así a tu hermano Min Daehyung.

El omega a punto de refutar se silenció al ver la mirada de su padre Jimin por el espejo retrovisor anunciando que sería una larga noche. 

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora