Capítulo 5

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Yoongi suspiró llegando a la gran casa. Se preguntaba si había sido una buena idea comprar un lugar tan grande solo para él. Entró por el portón caoba admirando la desnuda sala que tenía casi el mismo tamaño que todo el departamento donde vivían sus cachorros.

Exhaló molesto consigo mismo, al ser consciente de lo negligente que había sido a lo largo de estos siete años. Dejó el maletín negro en el suelo y se retiró los zapatos en el escalón de la entrada. El dulce olor a vainilla inundó sus fosas nasales. Su lobo no se agitó en lo más mínimo y eso le molestó.

Llevaba años tratando de que su animal gustara de su nueva pareja, incluso la había marcado meses después de conocerla, aún así el terco lobo alfa se negaba a aceptarla.

— ¡Amor! — le saludó la omega — ¡Por fin llegaste! ¿Te esperé todo el día? — hizo un puchero — Quería elegir contigo los muebles y la decoración del piso superior.

Yoongi frunció el ceño — Soo ¿No te había dicho que mis cachorros elegirían sus habitaciones?

La omega bufó. Kim Soo Hyung no era una omega cualquiera, pertenecía a la élite de Corea, al igual que él, era ambiciosa y decidida. Últimamente estaba profundamente irritada por su Alfa. Sabía que Yoongi la había aceptado en medio del despecho, pero no esperaba que necesitara volver por la manada que había dejado atrás hace años.

Incluso, había preparado muchas cosas al lado de su suegra, asegurando que aquel omega ladrón, infiel y sin clase le cerrara la puerta en la cara a Yoongi. No esperó que lo recibiera y permitiera a su sentido paternal salir a flote. Respiró profundamente para ocultar su molestia.

— Lo había olvidado — respondió con voz sedosa — Podríamos escoger los colores de las habitaciones restantes mientras tanto — pidió sonriendo falsamente — Además, quien sabe... nuestros propios cachorros podrían venir también.

Yoongi la miró gruñendo por lo bajo. — No quiero más hijos Soo Hyung. Dijiste que lo entendías.

La omega hizo una mueca, no comprendía porque a pesar de ofrecerse muchas veces y compartir el lecho con el alfa, aún no quedaba en espera. Pensó que algo estaba mal con ella, pero su médico le dijo que todo estaba perfectamente en su última visita. ¿Cómo es que ese omega en menos de tres años le había sacado tres cachorros al alfa y ella no había logrado ni uno solo en casi siete?

— Si amor... perdón yo solo... estoy entusiasmada de regresar — Le sonrió — ¿Te gustaría probar la tina?

El alfa le miró depredador, saltando sobre ella, haciendo que soltase un chillido de sorpresa. Tal vez solo necesitaba rascarse toda la incomodidad que le produjo ver a Jimin con Jungkook y el dolor que surgió al ver toda la vida familiar que se había perdido durante tantos años.

Al otro lado de la ciudad, Jimin acomodaba a su hijo menor en su cama, sonriendo al ver como el pequeño cachorro le buscaba entre sueños. El dolor de todas las emociones que había sufrido a lo largo del día le estaba pasando factura, su cuerpo dolía y su lobo aullaba lastimero en su interior. Con los ojos cansados, se dispuso a encender el computador, que tenía un sonido extraño y estaba más lento de lo normal.

Masajeó su frente con una de sus manos, mientras que con la otra buscaba el último trabajo que estaba realizando. Entre todas las cosas a las que se había dedicado para mantener a sus cachorros, se incluía pertenecer a una compañía que realizaba textos para universitarios y estudiantes.

El se encontraba decepcionado de saber que ayudaba a perpetuar la mediocridad de los estudiantes del país pero era un trabajo al que no tenía que asistir y le pagaban bien. Redactó los últimos párrafos de un ensayo que estaba escribiendo para un chico de secundaria, no entendía cómo los mocosos podrían ser tan flojos y no leer los libros que les enviaban en la escuela.

Sus ojos se desviaron a la parte lateral de la pantalla donde los anuncios de inmobiliarias empezaron a alumbrar ¿En realidad estaba considerando mudarse por órdenes del alfa? Sin pensarlo demasiado dio click, siendo arrastrado a bellas construcciones a lo largo de la ciudad. Su estómago se revolvió al ver el precio de la renta mensual.

No le quedaría mucho para cubrir otros gastos si se mudaba. Miró al cielo rogando a la diosa luna que no lo abandonara. Llevaba tantos años luchando contra corriente, no quería rendirse, no ahora que pensaba que por fin la vida alumbraba mejor. En la pastelería donde trabajaba lo habían ascendido, manteniendo la misma carga laboral pero aumentando su salario en casi una tercera parte.

Había preparado regalos para sus cachorros cuando el ascenso fuese oficial, pero con la llegada de Yoongi pensó que los carros y prendas que había comprado quedarían olvidadas en el armario. Cuando las lágrimas de frustración y decepción bajaron por sus mejillas una pequeña mano, le apretó el brazo.

— ¿Appa está llorando? — murmuró el cachorro somnoliento — No me gusta que appa llore, duele aquí — dijo señalando su corazón — Min Min hará que appa deje de llorar. Lo protegeré de todo.

Jimin dio enviar al archivo y apagó la computadora, dejando la habitación en completa oscuridad y aferrándose a su cachorro como si fuese lo único que lograría mantenerlo a flote. 

¡Perdón por la tardanza un final me atropelló y tenía que recomponerme un poquito! ¡Los amo! 

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora