Capítulo 41

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Yoongi se encontraba siendo vigilado de cerca por los dos alfas y el omega, sintiéndose incómodo con las miradas sobre sí. Llevaba cinco días visitando a sus cachorros, en aquella casa que no era la cosita hogareña que secretamente había comprado para Jimin, o incluso la solitaria mansión donde su olor dominaba por todas partes. Los observaba jugar con aquellos rompecabezas que había comprado de camino, experimentando la tristeza al ver sus caras, carentes de felicidad.

Sus hijos estaban sufriendo la ausencia de Jimin, profundamente, aunque ninguno lo demostrara, comían poco y dormían aún menos. Jin era quien más padecía por ver a los cachorros así, siendo que su empatía como gestante lo hacía más vulnerable. El mayor se sentía impotente al saber todo el daño que había causado con su partida y reconocer que era el culpable de la situación actual.

Pobre Jimin... pensó.

Aquella melancolía fue reemplazada por un extraño sentimiento en su pecho. Sus ojos brillaron, su olor se incrementó, tanto así que Namjoon y Jungkook soltaron un gruñido.

El pelinegro les observó con una sonrisa sobre sus labios mientras decía — MinMin a despertado.

Todos soltaron una exclamación. Jungkook dio un pequeño pequeño salto al sentir su celular vibrar el bolsillo.

— ¿Hola?

— Buenos días, llamamos desde el hospital nacional de Seúl, queríamos informar que hoy serán dados de alta, Park Jimin y Park Minyoon.

El alfa sonrió tan grande y brillante viendo como los tres pequeños se levantaban y corrían hacia él.

— Estaremos allá lo más pronto posible — aseguró feliz.

Media hora después los siete se encontraban camino al hospital, siendo que Yoongi iba solo en su auto, siguiendo de cerca la bonita van familiar de Jungkook. Al llegar al hospital, el mayor se sintió nervioso, caminando rezagado detrás de sus cachorros. Su corazón saltó, al ver la delgada figura de Jimin al fondo y como sus hijos corrían a abrazarlo.

El pelinegro sonrió ante la escena, sintiendo a su lobo aullar adolorido. El color cetrino de la piel de Jimin, junto a su delgada complexión, le reafirmó que su salud no era del todo buena. Sus ojos se encontraron con los de Minyoon y este hizo una mueca estirando sus brazos. De forma inevitable se acercó para cargarle, viendo como el castaño le daba una mirada seria y fría.

— Hola cachorro — susurró teniéndolo en sus brazos.

El menor no entendía porque el olor a anís y la presencia del alfa le hacía sentirse consolado, aún así no podía negarse a aquellos fuertes brazos que lo estrujaban de forma reconfortante. Jimin apretó sus labios ante la escena preguntándose

¿Debería decirle ahora que comparte el lazo?

Una punzada en su antigua marca, la cual había comenzado a molestar más a menudo desde la aparición de cierto alfa le obligó a soltar un bajo quejido, que puso a todos alerta, con suma atención sobre sí mismo.

— ¿Estás bien? — preguntó el pelinegro con preocupación.

Jimin volteó los ojos como si fuera un niño pequeño.

— Estaré bien — respondió tajante.

Yoongi abrazó un poco más a Minyoon, acariciando con delicadeza su espalda, siendo consciente de que aquel contacto no solo tranquilizaba al pequeño alfa sino a su agitado y aturdido lobo. Jimin caminó despacio a la salida. El llevar tanto tiempo en cama le había dejado como consecuencia una marcha temblorosa e inestable, por momentos pensó que caería, pero se negó a ceder a su propio cuerpo por lo que se sostuvo de las paredes y continuó haciendo que el pelinegro se preocupara, aún más.

Mistakes «Yoonmin» - Omegaverse -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora