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HORAS DESPUÉS, SADDLE RANCH. 22:00 PM.
—¿alguna vez viste la pelicula ratatouille?. —pregunto andromeda y el chico asintio. —cuando era niña pensaba que lo cocineros tenian a remi manejandolos.
el rubio soltó una risita provocando que sus hombros se movieran y siguió comiendo. tratando de disimular su nerviosismo al tener a andrómeda en frente de el.
a pesar de ya conocerse, el chico seguia creyendo que se encontraba en algun tipo de sueño del cual en cualquier momento despertaria. Ya que no podia asimilar que era fiel expectador de una obra tan divina como lo era la chica que tenia en frente suyo.
—¿tengo algo en la cara?. —pregunto andrómeda sacándolo de su pequeño ensueño.
—no, no tienes nada. —susurro el chico con una calmada sonrisa. —solo estoy viendo lo hermosa que eres.
—¿yo? siempre, amor mio. —hizo un gesto con sus manos y lo miro.
—que aceptes mis cumplidos no te matara, ¿lo sabes?. —pregunto con falso fastidio.
—lo se, pero me gusta verte irritado. — confeso mirandolo. —aun no me dices para que es esta cita, siempre tienes un motivo para salir. ¿cual es ahora?.
—es un motivo muy especial. —dijo el rubio sonriente. —pero tendrás que esperar.
—no me gusta esperar. —le susurro calmada.
—¿esperarias por mi?. —pregunto con coqueteo y ella solto una risita.
—ni que fueras harry styles, rey. —respondio burlona. —voy a esperar siempre y cuando no me asesines y me hagas abono para tus plantas.
—prometo no hacerlo. —rio el chico y ella asintio.
siguieron comiendo en un cómodo silencio, donde vinnie se puso a pensar en lo afortunado que era en tener a andrómeda. sus antiguas relaciones lo habían dejado sin esperanzas de nada, y hasta hace poco pensaba que jamás encontraría a alguien que lo quiera.
pero encontró a andrómeda, que aunque tuviera una extraña forma de demostrar cariño, el estaba más que seguro que ambos sentían lo mismo el uno por el otro.
nunca había conocido a nadie como ella, ninguna chica que conocio en el pasado lo hizo sentir lo que siente al simplemente verla, al besarla, al hacerla reir, a sencillamente respirar el mismo oxigeno que ella.
y si todo salia bien esta noche, quizás y solo quizás. daría un gran paso con la chica de sus sueños, con su dulce ángel.
. . . .
el rubio se removió un poco nervioso en su asiento, evitando a toda costa delatarse frente a la chica que lo tenía como un completo lunático enamorado.
